BCN ensaya con adhesivos para evitar las colisiones de aves contra edificios

Instalación de siluetas adhesivas en la gran fachada acristalada del mercado del Clot, el pasado jueves, para evitar la colisión de pájaros desorientados.

Instalación de siluetas adhesivas en la gran fachada acristalada del mercado del Clot, el pasado jueves, para evitar la colisión de pájaros desorientados.

ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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El mercado del Clot ha instalado en su gran fachada acristalada unos adhesivos de color negro que simulan la silueta de un halcón en vuelo, un sorprendente ornamento cuyo objetivo es ahuyentar a los restantes pájaros y evitar así que se estampen contra el vidrio y mueran. El problema de esta hermosa fachada y de otros muchos edificios acristalados, muy habituales en los últimos tiempos en Barcelona, es que son tan brillantes, prácticamente como un espejo, que las aves no se percatan de su presencia y se abalanzan sobre ellos a toda velocidad y acaban muriendo por traumatismos.

En el suelo del mercado, junto a la fachada de vidrio, no era extraño encontrar currucas, mosquiteros, tordos, petirrojos y otras pequeñas aves muertas por colisión. No era algo muy frecuente, pero sí un desagradable goteo. «Algunos días podíamos encontrar tres o cuatro, especialmente en el periodo de migración, por lo que decidimos ponernos en contacto con el ayuntamiento para ver si se podía hacer algo», explica el director del centenario mercado, Joan Bonastre. Un especialista del programa municipal de Biodiversidad analizó la fachada y se optó por los adhesivos, una actuación barata que ya se ha probado con éxito en varios países europeos.

«Hace dos años, los agentes rurales nos informaron de que un problema similar se producía en los ventanales del Parque Central de Poblenou y decidimos colocar en ellos las primeras pegatinas», comenta Octavi Borruel, biólogo del ayuntamiento. «Aunque vayan a gran velocidad -añade-, los pequeños pájaros tienden a alejarse cuando observan depredadores. Los adhesivos actúan sobre su subconsciente», añade. Además, las siluetas en la fachada sirven para acentuar el contraste y reducir el efecto de espejo. «Estamos estudiando a qué otros edificios de propiedad municipal les iría bien la misma idea», avanza el biólogo sin desvelar más detalles.

Diversos estudios muestran que la colisión con edificios es, tras la contaminación, la principal causa de muerte no natural entre las aves, por delante de los atropellos, los aerogeneradores, las electrocuciones en cables y la depredación por parte de gatos y otros animales. «Es difícil cuantificar cuántos mueren en Barcelona, pero a buen seguro que son muchos», prosigue Borruel.

«Las zonas más sensibles de Barcelona son las que se encuentran en la fachada marítima», explica el ornitólogo Ricardo Ramos, que ha estudiado el problema en los barrios del Fòrum y Diagonal Mar. Allí se mezclan las aves residentes todo el año en la ciudad, como las palomas y los mirlos, con las que llegan en migración en primavera y otoño siguiendo la línea de la costa. Ramos ha localizado en los últimos años cadáveres de 28 especies. Además, se trata de barrios de nueva planta con numerosos rascacielos de fachadas reflectantes.

Como explica Ramos, muchas de estas aves migradoras, los zorzales por ejemplo, han recorrido miles de kilómetros desde Finlandia o Rusia para pasar el invierno en Catalunya: «Han sorteado cordilleras, lluvias y hasta el ataque quizá de alguna rapaz. Y cuando han conseguido esta gran gesta, se estampan contra un cristal, convirtiéndose Barcelona en una tumba de miles de aves».

ROMPERSE EL CUELLO

No hace falta que el impacto sea a una gran velocidad porque el esqueleto de las aves, liviano para favorecer el vuelo, es extraordinariamente sensible: «Las aves se rompen el cuello y mueren. Algunas llegan incluso a partirse el pico». «Las colisiones son a menudo mortales», insiste Carlos Hernáez, de la asociación conservacionista SEO-Birdlife.

El problema, asumen los especialistas, es que no es sencillo llenar de adhesivos negros edificios singulares cuya seña de identidad es justamente el efecto espejo. Una posibilidad sería serigrafiar finas líneas en los vidrios. Otra, que se ha probado en Alemania, es colocar unas tiras adhesivas con luz ultravioleta que solo son visibles por las aves, pero la instalación sistemática sería un trabajo de tal magnitud y tan caro que está descartado. Por este motivo, lo que piden las asociaciones ecologistas es alguna normativa que al menos tenga en cuenta el problema en los edificios de nueva construcción. «Lo que sí se podría es estudiar los puntos negros de la ciudad y actuar selectivamente», concluye Ramos.