IMPULSO A LA MOVILIDAD SOSTENIBLE

Barcelona cede espacio a los ciclistas en su cruce más complejo

La plaza de Juan Carles I, ayer, con el trazado balizado por donde irá la bici.

La plaza de Juan Carles I, ayer, con el trazado balizado por donde irá la bici.

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

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El de Jordi Hereu fue el mandato de la implantación, del pote de pintura y el molde de la bici para empezar a tatuar el suelo en una ciudad pensada por y para los automóviles. Dejó, sin embargo, una red poco cohesionada, entrecortada. En la era de Xavier Trias se apostó por unir los carriles y dotar a la capital catalana de mayor continuidad pero sin enfadar al motor, lo que dio pie a viales raquíticos, de inquietante anchura. Al equipo de Ada Colau le toca ser práctico, aprender de los precedentes, terminar de coser la malla y, sobre todo, tomar decisiones con conocimiento directo del terreno. Así debe entenderse la intención municipal de ceder espacio a los pedales en uno de los cruces más complicados de la ciudad: la plaza de Juan Carles I, la unión entre la Diagonal y el paseo de Gràcia, que al margen del volumen diario de vehículos, es el punto que más accidentes de tráfico ha registrado en la última década.

Por ahora es una prueba piloto. No hay nada pintado y no se hará hasta que los agentes implicados en el proyecto -los departamentos  de Movilidad e Infraestructuras del ayuntamiento y la Guardia Urbana- den el visto bueno al trazado. La idea es que la bici que viene de Glòries se evite la insólita vuelta por los Jardinets de Gràcia (cinco pasos de peatones) para poder empalmar con el pasillo ciclista de la nueva Diagonal. El carril hacia el Besòs se queda como está. Por ahora.

LIBRE DE CRUCES

Bastan unos minutos para comprobar que la mayoría ejecuta la maniobra más lógica: seguir recto, aunque sea entre los coches. A favor de la idea, al margen de ser la acción más natural para la bici, el hecho de que las motos, furgonetas y automóviles de ambos lados, los que van por el tronco central de la Diagonal y los que van por el lateral en dirección a Francesc Macià, tienen prohibido cruzarse, con lo que el carril bici, amén de las infracciones, no será invadido. De hecho, si termina por materializarse, contará con gomas separadoras. Quedará liberado del caucho el punto en el que los automóviles suben en dirección hacia Gran de Gràcia.

Para incorporarse en vehículo privado al nuevo lateral de la Diagonal en dirección a Via Augusta, el proyecto tiene previsto, por ahora, dejar un solo carril cuando antes, todos se arremolinaban hasta en tres pasillos para confluir en un sonado embudo. Ahora, con la zona balizada y limitada, bastan siete coches en cola para que algún despistado tapone el paso para poder subir, lo que ayer generó no pocos momentos de tensión. El autobús pasará a tener el carril reservado encarado hacia el vial central de la avenida, lo que le facilita su incorporación.

UNA DECISIÓN SIMBÓLICA

Al margen de mejorar la circulación de las bicis, esta modificación tiene también su carga simbólica desde el punto de vista de la seguridad vial. Es el rincón de Barcelona en el que se han producido más accidentes en la última década, con más de 300, aunque si se tiene en cuenta el volumen de tráfico, no es, seguramente el punto con mayor tasa de siniestralidad.

Es de agradecer que en esta ocasión se haya contado con la opinión de la Guardia Urbana. No fue así hace un par de años cuando se reformó la configuración del tráfico sin preguntar a los expertos de la unidad de Accidentes. El consistorio decidió eliminar el carril de subida por la izquierda del monolito y permitió a los que bajan por Jardinets entrar en el paseo de Gràcia.

Otro lugar significado de la ciudad que está a punto de iniciar una transformación es la plaza de Espanya. Debía hacerse en agosto, pero los cambios en el proyecto lo han aplazado hasta finales de año o comienzos del 2016. En el interior de la rotonda, pegado a la hierba que rodea la fuente, se instalará un carril bici que dará la vuelta y que repartirá las bicis hacia Gran Via, Paral·lel y Tarragona. El vial debía pintarse entre el corredor reservado al bus y el tráfico privado, pero "para dar más seguridad al ciclista", según señala un portavoz municipal, se ha decidido aislarlo lo máximo posible. Eso mismo se ha hizo en agosto en la plaza de la las Drassanes, donde las bicis se incorporan a la parte interior de la glorieta.

Al margen de la red de carriles bus, Colau deberá abrir en breve el melón del Bicing. El año que viene toca convocar el nuevo concurso de la bici pública.