Nueva oferta turística de la capital catalana

BCN amplía el alojamiento singular con el hotel-jardín

La nueva obra de Nouvel y Ribas abrirá en primavera tras más de 3 años de obras

PALMERAS 3 Arriba, fachada blanca con ventanales en forma de palmera, como se aprecia también, desde la habitación. Al lado, imagen virtual.

PALMERAS 3 Arriba, fachada blanca con ventanales en forma de palmera, como se aprecia también, desde la habitación. Al lado, imagen virtual.

PATRICIA CASTÁN
BARCELONA

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el ejercicio de levantar la vista al cielo será obligado. Primero por altura, 110 metros, luego por puro impacto visual. Verde que crece a lo alto y ventanas en forma de hoja de palmera son solo algunas de las señas de identidad del hotel-jardín vertical que firman Jean Nouvel y Ribas&Ribas. Más allá de la vegetación, el hotel, de cuatro estrellas, es todo un duelo entre el blanco y el negro que recortan las fachadas de sus dos torres y también sus 357 habitaciones. El poderío (en inversión y tamaño) y su ubicación, junto a la Fira Gran Via, ha hecho que el promotor de la criatura, el grupo Catalonia se aliase finalmente con el gigante estadounidense Marriott International para darle alas a partir de esta primavera, tras 3,5 años de obras. Será el mayor de este año en el área metropolitana de Barcelona y ampliará la valiosa cartera de alojamientos singulares de la ciudad.

La estilizada construcción en L'Hospitalet todavía no resulta fotogénica por la simple razón de que su jardín vertical -con un recorrido de palmeras a través de pasarelas y rodeando la parte baja y la superior- es muy incipiente y está cubierto con lonas para que el frío invierno no lo estropee precozmente. Cuando reverdezca, coincidiendo con la apertura (en mayo o junio) ya procurará los «juegos de luz y sombra, diferentes en cada momento del día», que Manuel Ribas destaca como uno de los mayores atractivos de la obra que ha creado junto con Nouvel. Tanto de día, con luz natural, como al caer la noche, con iluminación artificial en distintas intensidades, el ambiente del hotel se llenará de matices, relata. Pero el vestido verde que luce el establecimiento (hasta ahora Catalonia Fira, aunque pendiente de cambio de nombre tras la irrupción en escena de Marriott, que aún no ha decidido con cuál de sus marcas operará) tiene también un claro sentido ecológico. Ribas alude a esta «sostenibilidad natural» como recurso inteligente que permitirá un uso mínimo de la climatización, con su patio verde.

Ornamentalmente, las plantas juegan el mismo protagonismo de puertas adentro, de forma que «el interior y el exterior están permanentemente relacionados, apunta el arquitecto.

¿Qué se esconde tras sus 26 pisos? Para empezar, pura dualidad cromática. Las habitaciones, de cinco tipos, son totalmente blancas o totalmente negras, sin términos medios.

CONTRASTES / Así, por ejemplo, todas las junior suites son negras, mientras que las seis supersuites de la última planta, integradas en el jardín vertical, son blancas. Exteriormente también llama la atención que la fachada norte sea oscura, mientras la este y oeste son blancas y con ventanas en forma de palmeras.

Como reclamos abiertos a la ciudadanía, contará con restaurante panorámico en la planta 14, como nexo que une las dos torres, y con un mirador (donde se ubica una gran piscina) que en verano ejercerá de gran bar-terraza.

Su enclave, junto a la feria, le imprime una evocación claramente ejecutiva, por lo que el recinto ofrece más de 1.200 metros cuadrados de salones modulables para convenciones. Sin embargo, fuentes de Catalonia apuntan que la singularidad del edificio, que ha costado unos 70 millones, lo hará atractivo también para parejas que gusten de los edificios singulares y las obras de arquitectos de prestigio. Un abanico lo suficientemente amplio de clientes para que la cadena -acostumbrada a hoteles menores y más céntricos- haya optado por aliarse con Marriott para garantizar la captación de público internacional.

Para el grupo hotelero estadounidense, la modernidad del edificio y su marca suponen claros reclamos para el creciente turismo americano que llega a la ciudad.