La Barceloneta aparece sembrada de agresivas pintadas antituristas en sus aceras

PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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Al turista que camina por la Barceloneta, en plena ebullición de visitantes, tal vez se le borre la sonrisa cuando tope a sus pies con un mensaje rotundo: "Tourist go home", "your tourism kills my neighborhood" o "tourist, respect or die" ("turista vete a casa" "tu turismo mata mi barrio" y "sé respetuoso o muere"). Las pintadas, realizadas con nocturnidad y alevosía, han aparecido la mañana del viernes en las aceras de diversas calles del barrio marinero. Ninguna entidad vecinal asume la ofensiva, aunque todas coinciden en que ha sido un verano de mucha saturación de viajeros y ánimos caldeados. 

Por las calles del Mar, Maquinista, Sant Miquel, Sant Carles... alguien ha realizado estas pintadas minuciosamente con un molde, en blanco, para que salten a la vista del visitante. Una muestra de turismofobia que preocupa a algunos vecinos y que otros ven normal teniendo en cuenta la olla de presión en que se convierten sus calles al llegar el verano. Del mal rollo vecinal ya dio muestra la colocación de una gran pancarta hace unos días en una fachada de la plaza del poeta Boscà, la más popular del barrio, frente al mercado municipal.

Esta vez en versión bilingüe, el texto reza: "Cap pis turístic. Tourist stay at hotels. The apartments are for living in" (turista, quédate en los hoteles, los apartamentos son para vivir). Y aquí sí que la plataforma La Barceloneta Diu Prou asume la autoría, en una pequeña campaña que incluye una quincena de pancartas distribuidas en balcones. Fuentes del movimiento mantienen que "hay más pisos turísticos todavía, no paran de salir y no vemos inspectores ni visualizadores", se quejan. En la asociación oficial de vecinos de la Barceloneta comparten esta preocupación pero son críticos con la acción de las pintadas: "No nos gustan porque asustan a la gente y al final no vendrán ni cívicos ni incívicos", dicen. 

CRÍTICAS A LA GESTIÓN

Unos y otros afirman que sus quejas no son escuchadas, aunque el distrito de Ciutat Vella impulsó algunas medidas de choque estivales, como más control de los pisos turísticos sin licencia o molestos, refuerzos del equipo de agentes cívicos que deben hacer pedagogía al turista que va en patinete por la acera, bebe en la calle o va sin camiseta... El ayuntamiento aún no tiene balance, pero insiste en que una de sus prioridades es "garantizar la convivencia y equilibrar los efectos negativos de la afluencia masiva en verano". 

Con o sin suficientes medidas preventivas y correctivas por parte del consistorio, lo que está claro es que la Barceloneta ha encajado, como otras zonas de la ciudad y el litoral Mediterráneo, un aumento de viajeros fruto de la coyuntura internacional que castiga a otros países. Algo difícil de digerir en un barrio a reventar de visitantes y gente que lo cruza para ir a la playa. Según fuentes municipales, el turismo ha crecido "mucho" pero los conflictos no lo han hecho en proporción.

Desde La Barceloneta Diu Prou matizan que el alojamiento en pisos es fuente continua de conflicto, pero no la única. Se quejan de que este verano ha habido una gran proliferación de lateros, y continua venta de cervezas en sus calles en plena noche. Este colectivo ve insuficientes los operativos policiales.

En L'Òstia, donde fue activista la ahora concejala Gala Pin, son igualmente críticos, porque a la saturación y el incivismo se han sumado incidenes que han caldeado el ambiente. Las tres entidades suman relatos: un pelea con navajas hace unos días, enfrentamientos (verbales) entre vecinos e incívicos (no siempre turistas) y escenas desagradables, como la de un individuo que estaba haciendo necesidades mayores y fue increpado por el conserje de un edificio de la calle de Aiguader, con la consecuente venganza de manchar (no hace falta decir con qué) las paredes del bloque, o la de jóvenes que con bastante alcohol en el cuerpo se entregan al sexo nocturno en el parque de la Catalana. Por no hablar del inicio del verano, cuando el paseo Joan de Borbó estuvo tomado por el mercadillo del top manta.

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"Precedentes en el G\u00f2tic y el Carmel este verano","text":"Y en un barrio poco acostumbrado a este tipo de conflictos, entrar en el circuito tur\u00edstico tambi\u00e9n ha generado alguna fricci\u00f3n. Se trata del Carmel, donde en abril\u00a0apareci\u00f3 el mismo mensaje antituristas\u00a0en una pared en la calle de Mari\u00e0 Lab\u00e8rnia,\u00a0que conduce a la bateria antia\u00e9rea del Tur\u00f3 de la Rovira. La recuperaci\u00f3n de la memoria hist\u00f3rica de la zona -largamente reivindicada- se ha convertido, sobre todo, en el descubrimiento para los turistas de un gran mirador al que acudieron hasta 14.000 personas el pasado agosto. La iniciativa de descentralizar el turismo oxigena unas zonas pero puede coger desprevenidos a algunos vecindarios."}}