De arte, 'millennials' y clubs privados

Comabella y Schindler muestran su talento volcado en Artig, pionera galería 'on line', en el exclusivo Soho House

Greta Schindler (izquierda) y Gemma Comabella, el viernes en el Soho House durante la presentación de Artig Gallery.

Greta Schindler (izquierda) y Gemma Comabella, el viernes en el Soho House durante la presentación de Artig Gallery. / periodico

NATÀLIA FARRÉ / BARCELONA

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Es el sitio más 'cool' 'trendy' de la ciudad. Y como tal, tiene una puerta dura. Vamos, que no entras a no ser que seas socio o tengas un amigo que lo sea. Lo segundo puede ser fácil o difícil, depende de la socialización de cada uno. Lo primero exige creatividad. O has nacido con talento para las artes, cualquiera de las siete (o más, también valen la fotografía, el diseño, el cómic, la moda...) o te quedas en el 'lobby'. Es el Soho House. El nuevo, desde octubre, y deseado, por todo amante de lo exclusivo, club privado de la ciudad. Y el más joven de los 18 que hay repartidos por todo el mundo. De Londres a Malibú. De Nueva York a Berlín.

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Aquí lo que puntúa no es la cartera, que también hay que tenerla, sino la cultura. Y el arte es una manifestación a promocionar. Así que la presentación de una galería 'on line' impulsada desde Barcelona y Berlín es una actividad que cuadra a la perfección con el perfil del lugar. Espacio donde lo mismo se puede comer, que tomar un cóctel, que acudir a una charla sobre tendencias, que darle al boxeo o al baño de vapor. Tiene de todo, por tener tiene hasta una fantástica piscina en la azotea con privilegiadas vistas al Mediterráneo. Y sala de cine, con sillón de orejeras, reposapiés y mesita auxiliar incluidos. Todo para los socios, por supuesto. También tiene historia de película. O mejor, en una película. Ocupa el edificio de la plaza del Duc de Medinaceli que tan fotogénicamente cierra la almodovariana 'Todo sobre mi madre'. Aunque lo mejor de tan privado club es la atmósfera. Todo es calmado. Todo es confortable. Todo es cosmopolita.

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Así, en ese estiloso ambiente, Gemma Comabella y Greta Schindler, socias las dos, desgranaron el viernes las bondades, que las tiene, de su proyecto. El espacio escogido para el acto fue la Marina Room, bautizada así por sus vistas. Al puerto, claro. La sala se dedica a albergar acontecimientos de los miembros del club. Y a ella se llega tras cruzar el salón principal, una luminosa área salpicada de cómodos sofás ocupados por 'millennials', y predecesores, todos con un Mac o un iPad en la mano (aquí manda la manzana mordida). Porque en el Soho House uno puede relajarse, sí, pero también puede producir, pues el entorno es perfecto para trabajar tranquilamente. Lo hacen muchos socios. Lo dicho, el lugar invita a la creación y el talento va por delante. 

Comabella y Schindler lo tienen, y lo han puesto al servicio del arte y del comercio 'on line'. Suya es la pionera Artig Gallery. Salas de arte 'off line' con versión 'on line' las hay. Y plataformas que aglutinan la parte virtual de varios negocios presenciales, también. Pero lo suyo es diferente. Es más. Nace de una pregunta: ¿cómo hacer el mundo del arte más accesible para los artistas y menos excluyente para las personas que se interesan por él? Y nace también de una evidencia: el negocio 'on line' del mercado del arte crece y la previsión es que se triplique de aquí al 2020. Así que en ello están estas dos excompañeras de Esade con máster en comisariado de arte contemporáneo.

ADAPTARSE A UN ESTILO

En Artig Gallery, los creadores emergentes tienen cobijo de forma totalmente gratuita. Pero no lo tienen todos los que lo piden. Ni mucho menos. Sino solo aquellos que se adaptan al estilo de la sala: contemporáneo, con querencia por lo minimal y el expresionismo. Que apuntan proyección de futuro. Y que pasan el corte de un equipo curatorial. También hay artistas consagrados, como Antonio de Beneyto, que crean colecciones exclusivas para para la galería. Y comisarios invitados que realizan exposiciones 'on line' con piezas de los artistas de la sala. Todo pensado para dar visibilidad a los autores y seguridad a los coleccionistas.

También oportunidades a ambos bandos: Solo venden originales o series muy limitadas y a precios asequibles: entre 100 y 5.000 euros. El negocio funciona. Cuentan ya con 2.000 coleccionistas. ¿El perfil? 'Millennials' y la generación anterior. Muy 'ad hoc' con el Soho House.