Las caras del Poblenou

Una cincuentena de rostros de vecinos de Pere IV pintados en persianas exigen que la vía se reforme desde una óptica social

RAMÓN VENDRELL / BARCELONA

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Como en el suelo de cemento de la casa de María Gómez en Bélmez, provincia de Jaén, en las persianas de bares y tiendas de Pere IV, en el Poblenou, empezaron a aparecer caras. Fin de las similitudes entre la mejor patraña paranormal de España y una poderosa iniciativa vecinal.

Y eso que Pere IV daría para cuentos sobrenaturales. Sus 3,1 kilómetros de longitud, sobre todo los tramos inicial y final, podrían estar en La Habana o en Detroit. Durante décadas lo único que se ha hecho allí ha sido derribar algunos inmuebles para tapiar los solares resultantes y entregarlos a las malas hierbas. La decadencia empezó en los años 80 con la práctica extinción de la industria. Y hasta hoy. El tiempo se ha detenido en Pere IV pero no sus efectos, de modo que es una calle con segmentos ruinosos. Antaño fue arteria principal del Manchester catalán, como atestiguan los 42 edificios catalogados que hay en la vía y su entorno inmediato, y hoy le da sopas con onda al fantasmagórico Manchester posindustrial que a finales de los 70 alumbró el sello discográfico Factory.

La Taula Eix Pere IV Taula Eix Pere IVcalcula que el 40% de los locales comerciales de la calle están cerrados. Casi nada. No se conforma la entidad con la reforma de la calle, repetidas veces aplazada y ahora con la primera fase prometida por el ayuntamiento para la primavera del 2016. Considera que el escacharrado paisaje brinda los cimientos para «fer ciutat de otra manera», en palabras de Gemma Canela, miembro de la agrupación. Esto es, pensando en las necesidades de los vecinos y no solo en poner la alfombra a hoteles y tiendas y restaurantes de moda. Más bien hacen falta, considera la Taula Eix Pere IV, zonas verdes, equipamientos, comercio de barrio, cooperativismo. Sin olvidar que la abundancia de espacios vacíos podría aprovecharse para originar un vigoroso polo cultural y artístico.

Tiene algo de preventiva la postura de la asociación, sí. Pero es que han visto lo que ha sucedido en barrios de Ciutat Vella y tienen la mosca detrás de la oreja por lo que amaga con suceder en zonas del propio Poblenou.

Ahora viene cuando se juntan el hambre y las ganas de comer. A la puerta de la Taula Eix Pere IV llamó la plataforma de arte callejero Rebobinart para ofrecerle el proyecto 'Da la cara por tu barrio', ya ensayado a pequeña escala en L’Hospitalet. Amor a primera vista.     

Puerta fría       

«Pintar a vecinos en persianas hace que la gente sienta el espacio como propio –dice Marc García, creativo de Rebobinart–. ‘Es nuestra calle y la cambiaremos como sea’,  gritan los retratos».

Decirlo es más fácil que hacerlo.

Primero hay que fotografiar a los vecinos. Para ello la Taula Eix Pere IV monta cuando puede 'photocalls' en el barrio. Después hay que convencer a los propietarios de locales comerciales de que cedan la persiana. «Al principio era puerta fría pura y dura. Cuando ya había unos cuantos rostros pintados empezó a ser más fácil», dice Jordi Callejón, miembro de la entidad. Por último, entran en acción los artistas. «Aquí son artesanos al servicio de un plan y ellos prefieren la obra personal. Pero diría que la potencia social de este trabajo les gratifica», dice García.

Al menos se indignan cuando ven que el grafitero Bloc ha tapado con una pompa con su nombre el retrato de una anciana hecho por Lux, una del equipo. «Esto no quedará así», dice Bubblegum. «Volveré a pintarla. Así practico más», dice Lux.

Las primeras caras de vecinos en persianas de Pere IV se hicieron en el 2014, pero el grueso se ha hecho en las últimas semanas. En torno a 50 hay. Todo legal, eh, con permiso de propietarios y ayuntamiento.

Las hay en el bar Catalunya, una institución propiedad de los hermanos Soler cuyo interior también merece la pena ver: dosificadores de licores y una gran fotografía mural de la plaza de Catalunya en 1962.

Las hay en el bar Cañón, cuyo interior tres cuartos de lo mismo: un fresco representa a Agustina de Aragón con el preceptivo cañón. «Cuando cogí el bar hace dos años y medio quería quitarlo, pero a la gente le llama la atención, tiene historia y bien mirado hasta encanto», dice Àngels Lozano, la propietaria. Que añade: «Un día vino  el hombre que está pintado en una persiana. ‘¿Se la bajo?’, le pregunté. ‘No hace falta. Me veo cada día en el espejo. Solo he venido a presentarme’, me respondió».

Las hay en el bar Llacuna, de Àlvar Soler, nada que ver con los Soler del Catalunya. «En una fiesta de cumpleaños a la que llevé a mi hijo coincidí con el de la Taula Eix Pere IV que me visitó para contarme la iniciativa y al que le dije que adelante. Su hija va a la misma escuela que el mío», cuenta. Más barrio imposible.

Esta acera es una gincana

Raquel Escurriol está retratada con su madre, Nicol Martínez, y su hija, Nura Anglada, en la persiana de un local comercial cerrado. Recuerda: son el 40%. Nacida en Sagrada Família, vive desde hace dos años en un piso de protección oficial de Roc Boronat y le admira la fuerza asociativa del Poblenou. «Las persianas pintadas reclaman que se mejore Pere IV teniéndonos en cuenta», dice. Ir con el cochecito de Nura por la maltrecha acera es una gincana.

    Erika Agustín está retratada en una persiana del citado Catalunya. El bar siempre estaba abierto cuando pasaba por delante y no se había visto hasta que quedó con la fotógrafa del diario. «Me daba vergüenza pedir que bajaran la persiana», dice. «De esta manera los vecinos presionamos desde la calle las 24 horas».

En fin: «Ahora Pere IV es una calle fantasma pero los vecinos existen y se hacen oír», dice Callejón. Las persianas hablan.

García opina que cuando los retratos hayan cumplido su función habrá que borrarlos. Así que espera que los vecinos no se encariñen con ellos tanto como los presos de Quatre Camins con el muro que pintaron con la ayuda de Rebobinart. «El director nos llamó para volver a pintarlo un tiempo después. Los reclusos le dijeron que le montaban un motín si se tocaba. El muro que les priva de libertad es también el muro del día que fueron libres».