radiografía del municipio más caro de LA REGIÓN METROPOLITANA

Barcelona y Sant Cugat dejan sola a Sitges en el podio inmobiliario

Piso con un cartel de venta o alquiler en un edificio del paseo de Vilanova de Sitges, el pasado viernes.

Piso con un cartel de venta o alquiler en un edificio del paseo de Vilanova de Sitges, el pasado viernes.

CARLES COLS
BARCELONA

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Sitges es la excepción que toda regla necesita. A principios del 2005, entró en el que, al menos entonces, era el selecto club de los 4.000 euros por metro cuadrado. Solo Barcelona y Sant Cugat del Vallès (a la cabeza de la terna) se sentaban en los sillones de ese cenáculo inmobiliario que, dos años después, sin embargo, había abierto las puertas de par en par a una heterogénea macedonia de municipios metropolitanos. En la primavera del 2007, Castelldefels, Cornellà, Esplugues, L'Hospitalet, Sant Feliu de Llobregat y Sant Joan Despí superaron también esa barrera psicológica de los 4.000 euros por metro cuadrado. La sociedad, no obstante, pronto se disolvió. La burbuja estalló. Según las pormenorizadas estadísticas de Idealista.com, la caída de precios ha convulsionado la práctica totalidad de Barcelona con una única e interesante excepción: Sitges, por supuesto. Sus peculiaridades la han salvado.

«Yo no veo afectado para nada al sector de la construcción». Lo decía en abril del 2007 el entonces ministro de Economía, Pedro Solbes. El club de los 4.000 había comenzado ya a perder socios (Cornellà y Sant Joan Despí, por ejemplo), pero el Gobierno se empeñaba en remar contra la corriente de la crisis con afirmaciones categóricas que el paso del tiempo ha sublimado hasta la ridiculez («España está a salvo de la crisis financiera», José Luis Rodríguez Zapatero, agosto del 2007). Hoy, ni en Barcelona ni en Sant Cugat, el otro icono imaginario de la crema inmobiliaria, los precios están por encima de los 4.000 euros por metro cuadrado. Solo Sitges sigue ahí, en 4.253, aunque es cierto que con menos empuje que antaño, pues no en vano es, según Idealista.com, el único municipio del área de Barcelona que ha superado la cota de los 5.000 euros por metro cuadrado. Fue durante la segunda mitad del 2008, paradójicamente cuando el Gobierno ya había capitulado («desde que tengo uso de razón, y tengo 66 años, es la peor crisis de la que tengo conocimiento», dijo Solbes en septiembre de aquel año).

LAS CAUSAS / Polémicas al margen, ¿de qué aleación está hecho el mercado inmobiliario de Sitges para ser prácticamente impermeable a las desgracias de los municipios de su entorno?

Primero, sus singularidades demográficas. Un 21% de la población (según datos del ayuntamiento) es extranjera, y de esa porción del pastel, un 63% procede de países de la Unión Europea, es decir de una salud económica envidiable. Desde este punto de vista, Sitges compensa su deficiente conexión en transporte público con Barcelona con una privilegiada proximidad al aeropuerto de El Prat.

Ulises, uno de los responsables de Inmodirect, una de las agencias inmobiliarias especializadas en el área del Garraf, corrobora que Sitges conserva intacta una inmaculada imagen turística en el extranjero que, al final, ha terminado por preservar los precios muy por encima de la media del mercado. «Hay, claro, matices. En las urbanizaciones, los precios sin duda han bajado. Les Botigues es el caso extremo. En el casco urbano histórico, no es extraño, por el contrario, que se alcancen los 8.000 o 9.000 euros por metro cuadrado», explica Ulises, con una cincuentena de propiedades en estos momentos a la venta.

PLUS GAY / Con todo, el prestigio no parece que por si solo dé una explicación suficiente a la anomalía inmobiliaria que Sitges representa en el conjunto de Barcelona y su entorno. El plus -añade Ulises- es «el potencial económico de las parejas homosexuales». «Parece un tópico, pero el turismo gay está aguantando Sitges», concluye. Su poder adquisitivo es alto no por su orientación sexual, por supuesto, sino porque sus cargas familiares son estadísticamente menores que las de las parejas heterosexuales.