UNA JOYA GÓTICA

Barcelona invierte en el monasterio de Pedralbes para descentralizar el turismo

Monestir de Pedralbes

Monestir de Pedralbes / periodico

CRISTINA SAVALL / BARCELONA

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El Ayuntamiento de Barcelona destina 250.000 euros recaudados con la tasa turística a finalizar la restauración de las valiosas pinturas murales del siglo XIV de la capilla de Sant Miquel del Reial Monestir de Pedralbes. Este inesperado regalo de Navidad incluye una partida para la promoción de esta joya gótica que se ha mantenido prácticamente intacta, ya que, al contrario que otros espacios religiosos, durante la guerra civil no fue saqueada ni quemada. 

La segunda fase de la rehabilitación comenzará en la primavera del 2017 y durará un tiempo estimado de 12 meses. El equipo de restauradores acabará de limpiar las pinturas murales de los dos laterales de pared de la capilla, que da al jardín de plantas medicinales del claustro.

Jaume Collboni, teniente de alcalde de Cultura, Empresa e Innovación, ha destacado que el objetivo, además de conservar el patrimonio, es "descentralizar" el turismo de la ciudad intentando que los visitantes "vayan más allá de los monumentos más conocidos" y se acerquen a equipamientos de referencia como el monasterio de Pedralbes que, según Agustí Colom, concejal del distrito de Les Corts, el año pasado recibió unos 77.000 visitantes, más otros 13.000 que asistieron a convocatorias en sus espacios.

Collboni ha destacado que las monjas clarisas, de las cuales hoy solo viven ocho en la comunidad del recinto, han logrado preservar durante siglos el monasterio.

REFERENTE EUROPEO

Estas pinturas murales son, según el teniente de alcalde, "un referente mundial de la pintura medieval europea"; y  una obra "innovadora" porque introduce, por primera vez en la península ibérica, la nueva forma de representación plástica que nace en Italia alrededor del 1300 con Cimabue, Duccio di BuoninsegnaGiottoTaddeo Gaddi, Simone Martini y los hermanos Lorenzetti. El ciclo pictórico de Pedralbes se atribuye al taller de Ferrer Bassa, tal y como se desprende del contrato original firmado en 1346 por la segunda abadesa del monasterio, Francesca Saportella, a pesar de que destacados estudiosos ponen en entredicho que fuera realmente el artífice. Los frescos, inspirados por las devociones franciscanas, representan la pasión de Cristo, los gozos de la Virgen y varias figuras de santos.

El edil de cultura ha precisado que, de los cinco millones de euros que el consistorio recibió el año pasado de la tasa turística, el 33% del total se ha destinado a proyectos culturales.