La Barcelona de Cervantes

Don Quijote de la Mancha fue un regalo de sus padres. Rafa Burgos tenía entonces 13 años y lo devoró. La lectura dejó una huella que, casi 30 años después, ha dado un doble fruto. Un libro titulado Cervantes en Barcelona y, como complemento, una ruta por la ciudad comentada por él mismo.

Comenzaba el siglo XVII cuando Miguel de Cervantes puso en el mapa del mundo la ciudad de Barcelona con la publicación de la segunda parte de su obra universal. «Llegaron a su playa la víspera de San Juan en la noche (...) Tendieron don Quijote y Sancho la vista por todas partes: vieron el mar, hasta entonces dellos no visto; parecióles espaciosísimo y largo...» Así arrancan las andanzas del personaje de Cervantes en tierras de Barcelona, en unos escenarios que el tiempo ha cambiado, pero que mantienen su esencia. Son los lugares que Rafa Burgos (Barcelona, 1972) vuelve a recorrer en su libro, una guía para visitar la ciudad a través de la mirada del insigne escritor y su afamado personaje.

Ilustrado por el dibujante Lluïsot (junto a estas líneas, una de las láminas del libro), Cervantes en Barcelona permite conocer cómo vivían los barceloneses de principios del siglo XVII, recorrer los edificios y lugares que visitó el ingenioso hidalgo y descubrir la huella que ambos -escritor y personaje- han dejado en calles, museos y parques de la ciudad.

La ruta literaria comienza donde se inician los viajes del siglo XXI, en el aeropuerto (en la terminal 2, ahora menos utilizada), donde se encuentra la escultura Clavileño con la que Joaquim Ros Sabaté (1970) plasmó a un don Quijote a lomos de un caballo volador -Clavileño el Alígero- para deshacer un encantamiento. Pero el itinerario tiene otras muchas paradas. El barrio judío, la casa donde habitó Cervantes, el parque y la calle que llevan su nombre, la imprenta Cormellas que visitó el hidalgo soñador, el mar que le dio la bienvenida en vísperas de Sant Joan, la Barceloneta donde fue derrotado por el caballero de la Blanca Luna...

La otra ruta es la que organiza la empresa Icono. No solo está inspirada en Cervantes en Barcelona, sino que es el propio Rafa Burgos (guía turístico además de escritor y periodista) el que conducirá la visita. El itinerario comenzará frente a la catedral, en cuyo interior se conserva el Cristo de Lepanto, cuyo nombre recuerda la batalla que dejó a Cervantes secuelas físicas de por vida. Pasará por la calle de Perot lo Lladre, famoso bandolero de la época también incorporado a la novela. Y por la imprenta Cormellas, la calle de Cervantes, la fachada marítima, Santa Maria del Mar... El objetivo: captar esa Barcelona que vio Cervantes cuando la visitó en 1610: «Barcelona, archivo de cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza, única».