Barcelona cambia de opinión y opta por no derribar Vil·la Urània

Punto final al culebrón sobre el futuro de Vil·la Urània, la finca que en su día cediera a la ciudad el astrónomo Josep Comas i Solà y que el ayuntamiento (la actual administración y la anterior) ha porfiado por derribar para construir, en su lugar, un edificio de equipamientos. Tras reunirse el viernes la familia del astrónomo con los responsables del distrito de Sarrià-Sant Gervasi, el ayuntamiento ha decidido renunciar a tirar la villa.

El pasado lunes, los vecinos y ciudadanos movilizados ante la posible pérdida de la que fuera casa del astrónomo, detuvieron las excavadoras, ya prestas a iniciar el derribo. El concejal del distrito, Joan Puigdollers, dijo entonces que la acción de la piqueta no se suprimía, sino que se dejaba a la espera de reunirse con la familia del científico «para conocer» las condiciones del legado.

Estas, según aclaró la propia familia ya el mismo lunes, fijaban que la cesión estaba condicionada a que se ubicara un observatorio, grupo escolar o institución cultural.

La intención del gobierno municipal era, atendiendo la precaria dotación de centros cívicos del barrio del Farró, y la imposibilidad de encontrar en el área solar parecido en cuanto a dimensiones, construir en Vil·la Urània un edificio de equipamientos.

Tras la reunión entre las dos partes, el ayuntamiento se ha comprometido a respetar el edificio y a mantenerlo en buen estado hasta que se decida exactamente qué hacer en ella. El edificio que sí se tirará es el aledaño, el número 31 de la calle de Saragossa, también afectado por los planes municipales.

NUEVO PLAN /El gobierno de la ciudad deberá, ahora, presentar un proyecto en el que se detalle qué finalidad se le dará al recinto. Es más que probable que Puigdollers opte por convocar un consejo de barrio extraordinario para decidir el futuro de Vil·la Urània. En tanto, se permitirá la entrada a la finca de la familia del astrónomo para que, acompañada de un técnico, inspeccione el estado del edificio en el que su ancestro, fundador del Observatori Fabra, tantas veces escrutó el cielo.