INVERSIÓN DE 5,3 MILLONES DE EUROS

Barcelona avanza sola en la Sagrera

La Sagrera

La Sagrera / periodico

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

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El Ayuntamiento de Barcelona, tanto el actual como los anteriores, acumula años de peleas con Fomento sobre las obras de la Sagrera. Basta con ver cómo está el proyecto para saber quién va ganando la contienda. No hay un solo operario en el lugar porque el Gobierno ha sido incapaz de resolver los problemas que arrastra con algunas de las empresas adjudicatarias. El consistorio inicia una nueva senda, menos de pataleta, aunque la mantiene, y más de hormiga. Hará lo que esté en su mano, aunque sea poco. De entrada, comprará a Adif un terreno destinado a generar plusvalías para financiar la infraestructura. Pagará cinco millones de euros y servirá para levantar 105 pisos sociales.

La teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, ha explicado este miércoles la humilde hoja de ruta municipal. “Todo lo que le compete al ayuntamiento se debe tirar adelante independientemente del estado de la obra. Tenemos la obligación de dejar hecho todo lo que es responsabilidad nuestra”. Es una manera hábil de decirle a Fomento que Barcelona cumple con su parte, y que ya es hora de que Madrid ponga algo de carne en el asador.

El proyecto lleva dos años parado. El secretario de Estado de Infraestructuras ya explicó en junio las razones: las irregularidades de empresas contratadas para moldear el entorno de la Sagrera que están en fiscalía y que no permiten que la cosa se mueva. Unos pufos, por cierto, de los que el Gobierno tenía conocimiento desde el 2014 sin haber informado a la ciudad afectada o a la Generalitat.

Así las cosas, el gobierno de Ada Colau destinará esos cinco millones para conservar la parcela situada entre las calles Gran de la Sagrera, Garcilaso y Berenguer de Palou, al ladito de la sede de Adif que la Guardia Civil registró a finales de junio con el resultado de 13 detenidos por hinchar las obras de la Sagrera la friolera de 82 millones de euros.

MÁS PROYECTOS

Al margen de la recuperación de suelo (el dinero irá a parar a la empresa Barcelona Sagrera Alta Velocidad), el ayuntamiento impulsará otros cuatro proyectos. Son de mucho menor calado, pero juntos configuran el mensaje de que la capital catalana, en la medida de sus competencias, intenta adecentar la mayor cicatriz urbana de la ciudad. Está previsto modificar el plan general metropolitano en Prim para ordenar mejor el entorno (54.000 euros y 24 meses), pintar un carril bici de cuatro kilómetros que vertebre la movilidad sostenible de la zona (44.000 euros en ocho meses), la redacción del proyecto de construcción de un tramo del parque del Camí Comtal entre Onze de Setembre y Potosí (94.000 euros y nueve meses) y frente de la Torre del Fang, al lado del puente de Calatrava (44.000 euros en nueve meses), y la planificación y gestión de la implantación de las redes de servicios urbanos en el ámbito de la Sagrera (121.000 euros en un plazo de 24 meses).

Carmen Andrés, concejala de Sant Andreu, ha lamentado no solo que la obra esté detenida sino la conservación de la misma. Por eso, para intentar mejorar la calidad de vida de los vecinos, ha instado a Adif a mejorar el mantenimiento de los miles de metros cuadrados que rodean las vías del tren. También ha solicitado redireccionar los focos que generan contaminación lumínica por las noches y que se cambie la valla que rodea todo el perímetro, ya en “muy mal estado”. “Vivimos en una situación de provisionalidad que parece ya permanente”, se ha quejado.

Manel Valdés, gerente de Infraestructuras, ha recordado que la decisión de mantener La Sagrera parada es “política”, en ningún caso económica. Sobre el colector de Prim, ha detallado que el ayuntamiento terminará en diciembre unos trabajos paralelos a la obra. De esta manera, ha dicho, Fomento ya no podrá alegar nada para no iniciar su construcción.

Sobre la futura estación de La Sagrera, Sanz ha repetido el mantra del gobierno de Barcelona en Comú: no se hará con plusvalías conseguidas a base de especular con la venta de terrenos.