Barcelona aportará 15 millones para que la L-10 llegue a los barrios de la Zona Franca

Ada Colau y  Alfred Bosch

Ada Colau y Alfred Bosch / periodico

CARLES COLS / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Esquerra ha cerrado finalmente un acuerdo presupuestario con Ada Colau. La balanza se ha decantado gracias a que el gobierno municipal ha aceptado satisfacer una batería de peticiones de los republicanos que, sumadas, representan una inversión total de 35,9 millones de euros. El problema (si se considera que lo es) radica en que se perpetúa una práctica que comenzó con los gobiernos socialistas y que acrecentó Xavier Trias como alcalde. Buena parte de las inversiones anunciadas son competencia directa de la Generalitat, como la llegada de la línea L-10 del metro a los barrios de la Zona Franca (15 millones aportará el ayuntamiento), el traslado de las desvencijadas cárceles Modelo y Trinitat (dos millones) y la creación de la tarejeta de metro T-16, que prolongará hasta los 15 años la actual T-12. A ese último objetivo se destinarán 1,9 millones de euros.

El presidente del grupo municipal de ERC, Alfred Bosch, ha tratado de aparcar el debate de “las disputas competenciales”, aunque en este caso conlleven, como se ha dicho en otras ocasiones, que el Ayuntamiento de Barcelona se convierta en el banco de una Generalitat arruinada. Los barceloneses, según Bosch, reclaman que se satisfagan sus necesidades, con independencia de qué administración sea la competente para ello. Colau tampoco ha querido entrar a cuestionar la fórmula. Un año después de las elecciones municipales, tiene al alcance de la mano un acuerdo para aprobar en el pleno del próximo lunes unos presupuestos expansivos, de 2.459 millones de euros, un 7,6% mejor dotados que los del 2015. Tiene el respaldo de ERC, el del PSC se da prácticamente por cerrado y queda solo por atar el voto a favor de al menos un concejal de la CUP. No solo eso. Tras el acuerdo, las conversaciones con Esquerra proseguirán. Los republicanos no descartan entrar a formar parte de un gobierno municipal con Colau al frente, pero  ponen un límite muy claro a esa posibilidad. Rechazan que la fórmula final pueda ser la de un tripartito. La última experiencia de este tipo, con Jordi Hereu como alcalde, aún escuece en ERC.

SUBVENCIÓN A LAS TIENDAS EMBLEMÁTICAS

El acuerdo presupuestario alcanzado entre Colau y Bosch incluye otros puntos destacados. Los llamados comercios emblemáticos podrán contar con una subvención global de un millón de euros en el impuesto de bienes inmuebles (IBI). Las escuelas de la ciudad serán objeto de diversas inversiones vinculadas a algunos de sus proyectos en marcha. Entre ellas destaca, por ejemplo, que se destinarán dos millones de euros a las escuelas de baja demanda. También están previstos varios equipamientos en barrios de la ciudad. El Casal del Barri Torreta, en la Sagrera, dispondrá de dos millones en el presupuesto.

Todas estas medidas, sin embargo, quedan algo eclipsadas por las inversiones en proyectos que debería ejecutar la Generalitat y que acumulan años de retraso, sobre todo porque ni siquiera con el acuerdo entre ERC y Barcelona en Comú queda claro que vayan a encarrilarse definitivamente. El caso más claro es el de las prisiones. El Ayuntamiento de Barcelona comprará a la Generalitat los terrenos de la prisión de la Trinitat. Con el dinero obtenido, la Conselleria de Justícia debería encargar los proyectos de estudio del traslado de la cárcel, pero sin compromiso de fecha.