BALANCE DE SINIESTRALIDAD EN LA CAPITAL

Barcelona da la alarma por las muertes de motoristas

Un accidente entre una moto y una furgoneta, el pasado diciembre en la confluencia entre el paseo de Sant Joan y la calle Diputació.

Un accidente entre una moto y una furgoneta, el pasado diciembre en la confluencia entre el paseo de Sant Joan y la calle Diputació. / periodico

CRISTINA BUESA / BARCELONA

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Barcelona ha retrocedido tres años en lo que a accidentes mortales de tráfico se refiere. El 2014 se cerró con 31 fallecidos, los mismos que hubo en el 2011 y nueve más que en el 2013. Se trunca así una tendencia a la baja que había comenzado en 2009 y que batió el récord en el 2013, con 'únicamente' 22 muertos en las calles de la capital catalana. Los responsables de la Guardia Urbana y el ayuntamiento sabían que iba a ser difícil repetirla o mejorarla, pero los datos de mortalidad han sido francamente malos. Lo más preocupante y donde están dedicando todos los esfuerzos: las víctimas a bordo de una motocicleta o un ciclomotor.

Tal es la preocupación que hoy el alcaldeXavier Trias, firmará este martes el primer acuerdo «para una Barcelona libre de accidentes de moto» con una veintena de entidades vinculadas a este sector. Más allá del simbolismo institucional, el consistorio defiende que entre octubre y noviembre ya detectó que las cosas no iban bien. De los 31 fallecidos del año pasado, 17 se desplazaban en ciclomotor (uno) o moto (los otros 16). Dos de ellos eran acompañantes.

Estabilización

Pero los nueve fallecidos más que en el 2013 no llevan aparejado un aumento de los accidentes con víctimas en general. El responsable de la unidad de investigación y prevención de la accidentalidad de la Guardia Urbana, Manuel Haro, quiso subrayar que en 2014 se produjeron 8.764 mientras que el año anterior habían sido 8.595, una cifra muy similar (un 1,97% más).

En cuanto a los lesionados, tanto los graves como los leves, solo hay una diferencia de 13 personas: de 11.357 en 2013 se aumentó a 11.370. Esta similitud reconforta en cierto modo a los responsables policiales. «Dependemos en muchos casos del azar», sostuvo el jefe de la Guardia Urbana, Evelio Vázquez.

El drama del móvil

Tal como lamentaron días atrás desde el Servei Català de Trànsit, las distracciones al volante se han convertido en la primera causa de siniestro. El gerente de prevención, seguridad y movilidad, Joan Delort, avisó de que muchos ciudadanos no consideran que tocar el telefono móvil esté prohibido. «En un segundo y medio, solo en el tiempo de mirar un mensaje en la pantalla, te has tragado media manzana del Eixample», ejemplificó.

En el 2014, subrayó Vázquez, se pusieron 20.000 denuncias por distracciones, un 14% más que en el  año anterior. La sanción es de 200 euros. El hecho de no respetar la distancia de seguridad o, en tercer lugar, realizar un giro indebido o con falta de precaución son las otras dos causas principales por las que se produjo un siniestro.

Mejora del civismo

«Las cosas no pasan porque sí», sostuvo el máximo responsable de la Urbana. Con esta frase justificaba que hubiera disminuido el número de accidentes graves en los que se detectaba una alcoholemia positiva. Se han realizado más de 131.000 controles en un año. «Calculo que por el volumen de conductores que tenemos, a un barcelonés le paran una vez cada tres o cuatro años», estimó Vázquez.

Al descenso de conductores bebidos o bajo los efectos de las drogas se suma igualmente una reducción de los siniestros por no respetar los pasos de peatones. En el balance sobre la siniestralidad de Barcelona recordaron que se han revisado 20.000 de ellos y se han planteado hasta 2.000 propuestas para mejorarlos. En los casos en los que era muy evidente y no suponía un coste elevado (como cambiar de sitio un contenedor o mejorar la iluminación) estas reformas ya se han realizado.

Decomisar vehículos

El teniente de alcalde de Presidencia, Régimen Interior, Seguridad y MovilidadJoaquim Forn, se mostró esperanzado de que las gestiones con la Dirección General de Tráfico (DGT) permitan replantear que los usuarios que tengan un permiso B y tres años de experiencia puedan llevar una moto de 125 centímetros cúbicos. Esa es una de las líneas de trabajo para rebajar la mortalidad sobre vehículos a motor de dos ruedas.

Forn también apostó por sustituir multas por formación, una idea del RACC, con el objetivo de revisar una formación que en ocasiones se remonta a décadas atrás. Algo más contundente fue Manuel Haro, que es partidario de que a los reincidentes en casos de accidentes graves o que conducen bebidos o drogados se apliquen medidas más drásticas y se les decomise el vehículo.