Barcelona admite que su política de vivienda pública es insuficiente

Vecinos intentan parar un desahucio en Ciutat Meridiana.

Vecinos intentan parar un desahucio en Ciutat Meridiana. / periodico

HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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Hasta en tres ocasiones reconoció ayer el concejal de Hábitat Urbano, Antoni Vives, que la política de su gobierno no es suficiente para paliar la falta de vivienda asequible que azota la ciudad tras un lustro de crisis. «Siempre se puede hacer más», admitió el edil en el pleno extraordinario celebrado a primera hora de la mañana. Eso sí, toda la culpa es, a sus ojos, de la famosa herencia recibida. «Veníamos de la nada. No se puede estructurar todo el parque de vivienda pública de una ciudad como Barcelona en tres años», se escudó el teniente de alcalde, quien sacó pecho por haber aumentado en un 97% los pisos de alquiler social, que han pasado de 1.140 a 2.248.

La concejala Carmen Andrés, la encargada de hablar por el grupo municipal socialista, admitió «el error» de haber basado su política de vivienda pública en la construcción de pisos de compra. Construyeron mucho, sí, pero vendían los pisos, con lo que el parque público nunca aumentaba. El concejal del PP, Alberto Fernández Díaz, ironizó sobre la moción aprobada por el pleno en la que se insta a multar a los bancos que tienen pisos vacíos: «¿Os vais a automultar por los pisos y pisos vacíos que tenéis?» También se refirió a la vivienda pública vacía la portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Barcelona (PAH), Mercè Pidemont, quien, pese a celebrar las medidas anunciadas, insistió en que llegan tarde y son insuficientes para responder a la necesidad urgente de vivienda asequible y a los 30 desahucios diarios que vive el área de Barcelona. «La Administración tiene muchos pisos vacíos que debe abrir a los ciudadanos ya. Las familias no pueden esperar a que se construyan más pisos, y menos sabiendo que existen pisos cerrados. No nos oponemos a que levanten vivienda social, pero creemos que lo prioritario es recuperar el parque de pisos vacíos existente», denuncia Pidemont, que considera vergonzoso que solo hayan logrado 12 pisos de bancos después de un año de (blandas) negociaciones.

Vives explicó el porqué de esos pobres resultados -solo 12 pisos-. «Se trata de un tema jurídico», subrayó el tercer teniente de alcalde, quien añadió que tras 10 meses de trabajo de los servicios jurídicos para elaborar un reglamento «el Ayuntamiento de Barcelona ya está en condiciones de sancionar a las entidades bancarias que mantienen viviendas permanentemente desocupadas». En el marco de esa medida, el concejal -el alcalde Trias no tomó la palabra en ningún momento del pleno extraordinario- también dio a conocer que en una primera inspección que se ha llevado a cabo en tres de los 71 barrios de la ciudad se han detectado 398 viviendas «potencialmente vacías».

FALTA DE VOLUNTAD

«Es evidente que no hay voluntad política. Si solo estudiando tres barrios han salido 400 pisos, ¿por qué no los estudian todos?», se preguntaba tras el pleno el presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos (FAVB). Sobre ese asunto, el tercer teniente de alcalde apuntó también en su informe que «para dar salida a pisos que no tenían salida en el mercado» el ayuntamiento subvencionó 189 viviendas de Torre Baró, compró 41 pisos en los cuarteles de Sant Andreu y llegó a un acuerdo con el Incasol para rehabilitar y adjudicar los pisos de la promoción de Cristóbal de Moura.

MESA DE EMERGENCIAS SOCIALES

También quiso comentar lo sucedido en la Casa Gran el presidente de la asociación 500x20, Toni Tallada, quien puso sobre la mesa otra cuestión: la de las ocupaciones. «La creación de la mesa de emergencias sociales está bien, el problema es que las familias que están ocupando pisos de bancos, que cada día son más, quedan fuera de esa mesa», denunciaba el activista por el derecho a la vivienda.

El momento tenso del pleno lo protagonizó Antoni Vives, quien llegó a golpear la mesa con la mano escenificando su enfado. Se molestó especialmente con el ecosocialista Ricard Gomà, a quien llamó demagogo en reiteradas ocasiones. «Hemos hecho miles de actuaciones, lo que pasa es que nosotros no llevamos camisetas de colores, vamos a trabajar», le espetó el nacionalista, comentario que no sentó nada bien en el palco, desde donde observaban la escena los activistas de la PAH, de la FAVB y de 500x20.