Badalona recibe pruebas de tongo en ascensos policiales de la era Albiol

Una patrulla de la policía municipal, ayer, en Badalona.

Una patrulla de la policía municipal, ayer, en Badalona.

CARLES COLS / BADALONA

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Los exámenes de ingreso al cuerpo de la policía municipal y de ascenso a cabo que organizó el Ayuntamiento de Badalona en octubre del 2014, medio año antes de que Xavier García Albiol (PP) perdiera la alcaldía en las elecciones, fueron polémicos desde el primer día. Fueron tachados de tongo monumental. Una acusación así, no obstante, hay que demostrarla. Y, claro, como de ser policía se trataba, eso es lo que ha sucedido. Un grupo de agentes que se consideraron víctimas de aquel presunto engaño en los ascensos han localizado una prueba como aquellas que desencallan la trama en las novela policíacas. Las placas identificativas de los nuevos cabos fueron encargadas el 17 de septiembre del 2014. Los exámenes se celebraron en el mes de octubre.

El caso es realmente "muy sospechoso", admite un portavoz municipal en nombre del equipo de gobierno. Lo que tiene entre las manos es un conjunto de documentos que obtuvieron, tras meses de búsqueda, algunos agentes del sindicato Funcionarios de Policía. "Primero, gracias a una indiscreción, supimos que el pedido de las placas se realizó antes de que se efectuaran las pruebas de ascenso. Pero con eso no bastaba. Dimos voces ahí donde creímos que convenía hacerlo. Alguien nos deslizó por debajo de la puerta un sobre con varias fotocopias dentro", explica un miembro del sindicato. Eran las pruebas que buscaban.

Al menos en el caso de siete de los aspirantes a cabo, los números  identificativos (unos de tela con velcro, para la ropa cotidiana, y otros metálicos dorados con aguja, para los días de gala) fueron encargados antes de tiempo a una empresa externa especializada en uniformes. Esas insignias no contienen el nombre del agente. Solo un número de cuatro cifras. Cuando se entra en el cuerpo policial, la primera cifra es un cero. Cuando se asciende, se sustituye esa por un uno. Las otras tres siguientes (centenas, decenas y unidades) continúan igual. En eso se basa sobre todo la denuncia.

Presunta imparcialidad

Hay, no obstante, otros detalles sospechosos. «Dos de las personas que gestionaron el pedido en la policía local formaron parte más tarde del tribunal del examen», explican en su denuncia los miembros del sindicato. En su defensa, el gobierno municipal dijo entonces que el proceso era impecable, sobre todo porque estaba garantizada, decía la concejala del PP María Jesús Hervàs, la imparcialidad del jurado, porque estaba compuesto por cargos de distintas administraciones públicas. Sin embargo, que la firma del jefe superior del cuerpo, Andreu Rosa, aparezca en los pedidos de las chapas identificativas y que al mismo tiempo presidiera el tribunal no deja de sorprender.

Los ascensos, en cualquier caso, no son la única operación que el nuevo equipo de gobierno ha puesto bajo la lupa. En aquellas mismas fechas tuvo lugar también un sonado examen de acceso al cuerpo. Eran aspirantes que renunciaron a las vacaciones de verano para estudiar. Se presentaron 670 aspirantes, de los que solo aprobaron 12. El escándalo estalló porque de esa docena, seis obtuvieron unas notas estratosféricas. Fueron capaces de acertar en el cuestionario la nacionalidad de Cate Blanchet y la tasa de paro juvenil de la Unión Europea, entre otras muchas cuestiones. La batería de preguntas, 90, era un campo de minas. El más notable de los alumnos acertó 82. No tardó en saberse que ese reducido grupo de brillantes aspirantes eran los hijos de los escoltas de Xavier García Albiol y de otros tres agentes del cuerpo.

La campana de Gauss

También en aquella ocasión los denunciantes fueron en busca de pruebas del amaño. No consiguieron documentos, pero, además de dar a conocer quiénes eran los aprobados y qué vinculaciones familiares tenían, fueron muy hábiles a la hora de analizar estadísticamente las notas. Las sometieron al test de la campana de Gauss, una fórmula matemática que permite descubrir cuáles son los parámetros de la normalidad en cualquier fenómeno, ya sea natural, social o psicológico. Así fue posible llegar a la conclusión de que los aspirantes que obtuvieron las seis mejores notas estaban fuera de lo creíble, es decir, que no tuvieron (según los denunciantes) la picardía de fallar al menos unas cuantas preguntas más para disimular.