INICIATIVA CONTRA LA POBREZA EN EL BARCELONÈS NORD

Badalona alquila a precios sociales pisos embargados por los bancos

Bloque de la calle de Pau Piferrer con una vivienda embargada que se pondrá en alquiler social, ayer.

Bloque de la calle de Pau Piferrer con una vivienda embargada que se pondrá en alquiler social, ayer.

CARLES COLS
BADALONA

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El Ayuntamiento de Badalona y CatalunyaCaixa han decidido desbrozar una senda hasta hoy inexplorada para resolver un problema que, aunque de forma distinta, ambas partes sufren. La entidad bancaria acumula en Badalona decenas de pisos vacíos o ilegalmente ocupados, procedentes de embargos por impago de la hipoteca y, sobre todo, con una nula salida comercial. Desde la perspectiva del alcalde, Xavier García Albiol (PP), el problema es otro. Esos pisos son decenas de potenciales focos de conflicto, pues asegura que en su ciudad operan «mafias» que casi de antemano saben cuándo y dónde se producirá un embargo para, al cabo de horas, reventar la cerradura y alquilar ilegalmente esa vivienda. Desde hoy, los vecinos de Badalona que reúnan unas bastante lógicas condiciones pueden acceder a esos pisos en régimen de alquiler.

Lo llaman alquileres a precios sociales. Son entre 140 y 220 euros al mes. En realidad, en un país que no acabara de salir del paroxismo inmobiliario, como es el caso de España, son precios proporcionales a los salarios medios. Ello, sin embargo, no le quita mérito a la iniciativa impulsada por Badalona, que por el momento ha cuajado el acuerdo con CatalunyaCaixa, pero espera extender el pacto al resto de bancos que acumulan pisos sin remedio en barrios como Sant Roc y La Salut.

Para echar a andar el hasta ayer proyecto, CatalunyaCaixa ha cedido la gestión de unos primeros 43 pisos para que los servicios sociales de Badalona y la oficina municipal de la vivienda los ofrezcan a lo que García Albiol calificó como «familias serias». En realidad, es solo un aperitivo de lo que puede ser una iniciativa de mucho mayor calado, pues, según el alcalde, en Badalona hay en estos momentos entre 400 y 500 pisos embargados desde el inicio de la crisis y en las próximas semanas se sumarán a esa lista entre 200 y 300 más. «Es un sacrilegio que haya pisos vacíos y que al mismo tiempo haya personas que no puedan acceder a una vivienda», afirmó García Albiol, que no desaprovechó ni una sola ocasión para expresar su extrañeza por el hecho de que ningún ayuntamiento antes en Catalunya haya apostado por una receta igual.

Una posible explicación es que pocos alcaldes gobiernan con lo que podría calificarse como elestilo Albiol.En CatalunyaCaixa, aseguró el alcalde de Badalona, solo ha encontrado predisposición y ganas de colaborar, pero por si acaso, y a la espera de resolver las negociaciones con el resto de bancos, recordó que la ley le faculta a imponer multas de hasta medio millón de euros a quien de forma activa o por desidia propicie la sobreocupación de pisos.

Todo ello, en último término, preocupa muy poco a los posibles beneficiarios del plan. ¿Quiénes son? El ayuntamiento ha redactado un conjunto de condiciones para poder optar a uno de esos primeros 43 pisos y a los que después se sumen a la lista. Hay que ser, en primer lugar, vecino de Badalona. La antigüedad del padrón puntúa más alto. Evidentemente, quedan excluidos aquellos candidatos que tengan ya un piso en propiedad. Otra condición es que los aspirantes realmente puedan pagar el precio pactado. Para ello se les exige una renta mínima de 426 euros al mes y que el alquiler no sea superior a un 30% de sus recursos económicos mensuales. Ese cóctel de condiciones pasará el examen de los servicios sociales de Badalona, que elevarán una propuesta a la oficina de vivienda para que, a la mayor brevedad posible, entregue las llaves del piso al nuevo arrendatario.

PATADA EN LA PUERTA / CatalunyaCaixa se compromete a tenerlo adecentado y, sobre todo, vacío, pues en ese parque de pisos embargados las patadas en la puerta son frecuentes. Raramente están ocupados por sus antiguos dueños. De hecho, en varios casos al menos se trata de viviendas que fueron adquiridas en plena locura inmobiliaria para especular con ellas o para ponerlas inmediatamente en alquiler a grupos de inmigrantes a precios abusivos.