Homenaje a las barracas del Carmel y Can Baró

El ayuntamiento descubre una placa conmemorativa en el Turó de la Rovira

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EL PERIÓDICO / BARCELONA

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El trabajo que lleva a cabo el Ayuntamiento de Barcelona para recuperar y reivindicar la memoria de los antiguos barrios de barracas vivió este domingo un nuevo episodio en el Turó de la Rovira, el lugar que albergó durante la guerra civil una batería antiaérea y donde a posteriori se instaló el barrio de chabolas conocido como Los Cañones. Hasta 110 barracas y 600 vecinos llegaron a vivir allí. El primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, presidió la ceremonia de inauguración de una placa conmemorativa, la décima de estas características que se descubre en la ciudad, con un discurso de homenaje a la “memoria” y la “dignidad” de los chabolistas.

La placa rinde homenaje a los barrios de barracas que surgieron en la zona El Carmel y Can Baró después de la guerra, construidos principalmente por inmigrantes andaluces que venían a Catalunya en busca de un futuro. “Es muy emocionante e importante recordar la memoria olvidada de los barrios y de la gente que conquistó derechos con su lucha”, dijo Pisarello durante el acto, que contó con la presencia de antiguos habitantes de las barracas. “Queremos estar a la altura de vuestro testimonio”, les dijo. Y luego: “Hace falta reconocer y agradecer el esfuerzo de estos vecinos y vecinas”, a todos los que le escuchaban.

DEMOLIDAS ANTES DE LOS JUEGOS

Además de la placa, en el lugar ha sido instalada una torre informativa con fotos y textos que explican el fenómeno del barraquismo en la ciudad. La concejala de Horta-Guinardó, Mercedes Vidal, también presente en la ceremonia, quiso subrayar el trabajo que lleva a cabo el ayuntamiento para reivindicar la memoria de las barracas, y dijo que “es un trabajo ejemplar para poner en valor lo que hace muchos años no se atrevían ni a recordar, la Barcelona olvidada que ha luchado para recuperarse y dignificarse”. Las barracas del Carmel y Can Baró fueron demolidas en 1990, antes de los Juego Olímpicos, y sus habitantes realojados en viviendas públicas. Fue uno de los últimos grandes conjuntos de barracas de la ciudad.

Ceremonias como esta se han sucedido desde que en noviembre del 2014 se descubrió la primera placa en la playa del Somorrostro, antaño (también) un barrio de chabolas. El lugar donde ha tenido lugar este, de momento, último homenaje, es desde el 2011 un espacio patrimonial gestionado por el Museu d’Història de Barcelona (Muhba), en lo que supuso un reconocimiento a su histórico y plural pasado, como sitio de defensa y enclave barraquista, pero también, mucho antes, como asentamiento ibérico. De este modo fue rescatado del abandono al que había sido arrojado después de la destrucción de las últimas chabolas.