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Una avería deja sin billetes las máquinas del metro durante 4 horas

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VÍCTOR VARGAS LLAMAS / BARCELONA

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Fallaba el automatismo, pero muy pocos reparaban en ello. Tan asimilado en la rutina diaria resulta el hábito de viajar en el metro que la inmensa mayoría no se ha percatado. Cabezas gachas, mano al bolso o la cartera, mirada distraída y el pensamiento váyanse a saber dónde. Apenas una minoría se ha detenido a leer el texto colgado en las máquinas expendedoras para advertirles de que hoy no iban a poder desempeñar su cometido. Que una incidencia técnica estaba afectando su funcionamiento habitual desde la una de la tarde y no resultaba posible comprar títulos integrados y propios de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) en la red de estaciones. Y que el sistema se había colapsado, aunque lo ha hecho de una manera y en un contexto que ha suscitado los recelos de muchos.

El gentío se ha seguido agolpando ante los tornos a la espera de introducir sus bonos de viaje, mientras un pasillo aparecía franco, sin obstáculo alguno entre el vestíbulo y el área de acceso a los andenes. Era la vía habilitada solo para los usuarios agraviados, aquellos que no contaran en su bolsillo con un título de viajes adquirido en días o semanas precedentes. Y aunque cualquiera podía aprovechar la circunstancia para viajar gratis sin sanciones, apenas unos pocos se acercaban al personal con uniforme blanquirrojo para averiguar cómo cumplir con su obligación de pagar por viajar, viendo la inoperatividad de la maquinaria, de toda la maquinaria.

"¿SEGURO QUE NO HAY QUE PAGAR?"

Miradas de sorpresa, de cierto rubor en algún caso aislado, pícaras y de profunda satisfacción, en otros, viendo que por una vez podían pasar sin retratarse. Y sospechas, también sospechas. "¿Seguro que no hay que pagar? ¡Mira que si luego me sancionan por no llevar justificante vengo y la tenemos, eh!", le suelta un hombre, entre el sarcasmo y la incredulidad, a Sandra, una de las trabajadoras de TMB, en la estación de Tetuan. La empresa ha recordado que se podían adquirir los títulos integrados de transporte en el resto de puntos autorizados, como otros operadores ferroviarios, cajeros y diversos comercios. 

Ella se ha dado cuenta de la magnitud de la tragedia apenas una hora después de comenzar su turno, cuando algún usuario le advertía de que lá máquina no funcionaba, "muchos de ellos extranjeros", al no tener bonos. "Al principio pensaba que era cosa de una máquina, luego, al ver que las reclamaciones aumentaban, vimos que era cosa de todos los aparatos. Pero al llamar a la central, te dabas cuenta de que la cosa era muy bestia, que estaba toda la red afectada", describe. 

PICARESCA

Una situación "nada habitual", incide Sandra, "porque, en general, basta con reiniciar la maquinaria para resolver cualquier problema". "Hoy, no", subraya. De ahí que hayan comenzado las especulaciones, por el impacto de una avería tan global y por el momento en el que se produce, cuando se acumulan 11 lunes de huelga como consecuencia de las desavenencias entre TMB y la plantilla. "Es todo muy raro, y muchos trabajadores aseguran que ha habido un 'hackeo', y que tiene muchos números de que sea cosa de alguien que no está contento con la empresa", dice.

TMB ha rechazado de plano esta hipótesis y ha achacado la avería a un "problema con el 'software", que no ha podido resolver la empresa proveedora del servicio, Indra, hasta pasadas cuatro horas desde que se registrara. Explicaciones que no han convencido a muchos de los pasajeros agraviados estos últimos lunes. "Demasiada coincidencia, ¿no? Un desplome tan bestia y con el pollo que tienen cada lunes... A mí no me importa pagar o dejar de pagar el viaje de hoy, lo que quiero es que resuelvan su puñetero conflicto y dejen de perjudicar a los currantes como yo de una vez por todas", explica Jorge, airado.

Tampoco tira de picaresca Ana, que prefiere pasar su tarjeta multiviajes sin dejar de sonreír cuando es advertida por otro usuario de que puede pasar "por la patilla". "Algunos usuarios nos pedían que abiréramos todos los tornos y que dejáramos pasar a todo el mundo, pero solo nos faltaba eso. Nos despedirían y además calentaría todvía más el ambiente, que ya está muy caldeadito", dice Sandra.