BARCELONEANDO

Dónde codearse con estrellas

Han visto cosas que no creería ni el replicante de 'Blade runner'. Son socios de Aster, la agrupación astronómica de Barcelona. El año que viene celebrará su 70º aniversario

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ANA SÁNCHEZ / BARCELONA

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Han visto cosas que no creería ni el replicante de ‘Blade runner’: apilar galaxias, fogonazos verdes, luces que se mueven al unísono, llamaradas de millones de kilómetros. “¡Mira!, ¡mira!”. Enseñan fotos que han hecho más allá de <strong>Orión</strong>. Pero sin naves en llamas, puntualizan. “Todavía no”.

Plaza Mireia de Esplugues de Llobregat. Se va formando un grupo al raso según anochece, a lo panda de vampiros. Dieciséis personas miran al cielo con más emoción que el niño de ‘E.T’. Prismáticos al cuello, 6 telescopios apuntan a discreción. Ahora mismo todos están en la Luna. Hasta te dicen a qué huele. “A pólvora”, relatan con la naturalidad con la que lo diría <strong>Neil Armstrong</strong> durante su gran paso para la humanidad.

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Podrían pasar por unos <strong>jedis </strong>de ‘Star wars’: despliegan láseres verdes para señalar las estrellas. Parece que las tocan. Son láseres astronómicos, explica Paco remarcando <strong>la osa mayor</strong>. Paco (consultor, 49 años) es uno de los veteranos de hoy: lleva casi 10 en <strong>Aster</strong>, la agrupación astronómica de Barcelona. El año que viene celebrará su 70º aniversario. Son 205 socios. Organizan talleres, cursos, exposiciones, salidas de observación como esta. Aquí vienen a mirar la Luna y planetas. Para ver “el cielo profundo” (galaxias, nebulosas) hay que ir a <strong>Pujalt</strong>.

“La Luna siempre miente en el hemisferio Norte”, explica Paco. Hoy ha traído a su hijo y a la novia de este, los dos de 17 años. “Si la letra que forma es una D -continúa- es que Crece; si forma una C, Decrece”. ¿Qué piensan los adolescentes? “Que el universo supera a la ficción”.

VIAJES INTERESTELARES A LO 'HALCÓN MILENARIO'

Hoy se ve una Luna D. Aquí huyen de lunas llenas. Con telescopio, lo que se ve mejor es lo que está junto al “terminador”, la línea que separa la parte iluminada de la oscura, explica Josep Maria (61 años, exempleado de banca, una década en Aster). “Center Moon”, pone en el mando de su telescopio. Ahora vienen con mando y te llevan en segundos adonde teclees, a lo viaje interestelar del 'Halcón Milenario'. 40.000 objetos localiza este. Dentro de un rato iremos a Júpiter.

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“¿Quieres ver la Luna?”. Acercas el ojo al telescopio y pasas a formato Superman. “Parece que estás volando por encima, ¿verdad?”, sonríe Josep Maria. Se ven con nitidez cráteres y montañas. Te da la sensación de que saldrá en breve un astronauta paseándose. “¿Te han enseñado la espada?”, pregunta Tomás. Sí, sí, ahí está: una falla con empuñadura. Al lado, Carles saca un mapa de la Luna como quien consulta Google Maps.Todos esconden una app bajo la manga, aunque no la necesitan: <strong>Stellarium</strong>. Apuntas al cielo con el teléfono y te indica qué hay a millones de kilómetros.

“Hay muy buen cielo hoy”, comenta Iván mientras termina de montar su equipo. Él hace fotos: al telescopio añade cámara y ordenador. Cuando no mira al cielo, es expendedor de gasolina. 36 años. Tiene dos telescopios más en casa. “Unos 8.000 euros en material”, resopla. ¿Qué le ha enganchado a él? “La curiosidad”, responde. “Poder mirarlo en vez de que te lo cuenten”.

Josep Maria ya está en Júpiter. “No lo vas a ver tan colorido como en el <strong>Hubble</strong>, pero lo vas a ver en directo”, prometen. “¡Pero si se ve con sus banditas de nubes”, dice Paco con el ojo en el telescopio. Sí, se distinguen las franjas marrones sin ni siquiera ponerse de puntillas. ¿A cuánto está? “A 20 minutos”, responde Josep Maria. 20 minutos luz (la luz tarda 20 minutos en llegar). Es decir: que estás mirando al pasado. “Es una máquina del tiempo mirar arriba”, apunta Paco.

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Aquí impresiona no tanto lo que ves, sino lo que sabes que estás viendo. “Desde una estrella que esté a 500 años luz, verían a Colón descubriendo América”, compara Josep Maria. “Cuanto más sabes, más te das cuenta de que no sabes”, añade Pamela (34 años), “la novata”, se presenta. “Todo te va llevando a otro por qué”, apunta Núria (5 años en Aster). Todos te hablan con emoción de fan y paciencia de profesor.

NI RASTRO DE MARCIANOS

Ninguno ha visto marcianos. “Ni con coñac”, asegura Paco. Aquí todos sacarían de quicio a <strong>Iker Jiménez</strong>. “¿Ovnis? Noooo”. ¿Lo que más les impresiona a ellos? “La primera vez que ves <strong>Saturno</strong>”, coinciden. “Yo esa noche no dormí”, añade Paco.

Son las 12. Empiezan a recoger hasta que Juan grita: “¡Acaba de salir Saturno!”. Los láseres verdes se vuelven locos. “Parecemos ‘La guerra de las galaxias'”, se ríe Josep Maria. "¡¡¡Allí!!!". Los telescopios se resitúan. Y allí está: se ven perfectamente los anillos, como si lo hubieras teclado en Google. "Qué pasada", repiten. “Siempre es un placer mirarlo”.

Ahora sí. Te vas sin quitar la vista del cielo intentado asumir lo insignificante que eres.