BARCELONEANDO

El amor después del amor

Despunta en Barcelona la tendencia hacia las relaciones afectivas múltiples, o el llamado 'poliamor'

Una pareja en el parque de la Ciutadella, en Barcelona.

Una pareja en el parque de la Ciutadella, en Barcelona. / periodico

MAURICIO BERNAL

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En las antípodas de lo que predican y ponen en práctica los defensores del poliamor, del anarquismo relacional y de la no monogamia están todos los mitos literarios, cinematográficos y musicales del amor romántico, cuyos ingredientes habituales –una pareja convencional, una ruptura desgarradora, un destino ineluctable, una grandiosa pelea por celos, por supuesto– casan poco con la manera como entiende esta nueva corriente el asunto de las relaciones amorosas. Dicho de otro modo: entre Romeo y Julieta y el anarquismo relacional se pueden trazar tantas analogías como similitudes hay entre la rutina de un general ugandés y el día a día de un agrimensor paraguayo. Solo la palabra amor revolotea por ahí, como un endeble nexo. Pero, ¿Romeo? ¿Julieta? ¿La eternidad, la renuncia, la fatalidad? Justamente. Se trata de lo contrario.

Todo lo cual sería asunto de revista de sociología si no fuera porque el pasado fin de semana estaba previsto que tuvieran lugar en Barcelona dos actos de celebración del poliamor: por un lado, una charla a cargo de Sílvia Valle –Queer Punk Riot en el medio poliamoroso– en la tienda erótica Amantis, en Gràcia (“¡Adiós amor romántico! ¡Viva el poliamor!”, rezaba la convocatoria), y por otro lado las Primeras Jornadas sobre Poliamor, Anarquismo Relacional y Otras Alternativas a la Monogamia organizadas por el colectivo Amors Plurals (amorsplurals.cat) en Can Masdeu. La charla, por motivos ajenos a la organización –y para disgusto de los inscritos–, finalmente no tuvo lugar (ha sido reprogramada para enero), pero lo notable aquí es la coincidencia –una charla aquí, unas jornadas allá–, que habría podido llevar a un observador desprevenido a pensar que Barcelona se había convertido en la capital del poliamor. Quizá es una tendencia, quién sabe, pensaría. ¿Y si fuera el comienzo de algo?, seguiría. Y elucubraría con una ciudad en la que tener una media naranja significaría estar en minoría.

Aroma sesentero

“Es una corriente, sin duda, es un movimiento, y hay mucho interés en la ciudad”, dice Valle, pedagoga de 32 años que se inició en el activismo poliamoroso después de una relación “larga y tortuosa” que terminó –claro– mal, y que lleva poco más de un año dictando charlas sobre el tema, básicamente en centros sociales. “Empecé a reflexionar y a leer sobre el tema y me di cuenta de que hay muchos mitos en las relaciones amorosas que se dan por sentados: que si comienzas una relación, es una relación exclusiva, que luego tienes que alquilar un piso con tu pareja, que luego te casas, que luego tienes hijos, etcétera. Pero sobre todo, sobre todo: el concepto de la media naranja”. Esa, la idea arraigada de la otra mitad, está en el centro de las críticas. “No hay media naranja”, dice David Mallofré, de Amors Plurals. “No hay pareja complementaria porque en una relación todos aportan cosas, pero nadie complementa a nadie, eso es un mito”. Unas 150 personas acudieron el domingo a las jornadas en Can Masdeu, divididas en dos bloques, uno de testimonios y otro de aproximación conceptual al tema. Significa un cambio. Significa que están pasando de vivirlo simplemente a propagar la buena nueva. Significa que el colectivo quiere abrirse, hacer divulgación.

Hay todo un nuevo lenguaje en la calle: relaciones en red, poliamor, anarquismo relacional, relaciones sexoafectivas. Valle participó en el último desfile del Orgullo Gay incorporada al Bloque Monógamo, y bajo unas siglas, SNOFT, que querían decir: Si Nos Organizamos Follamos Todas. Su nombre de batalla es Queen Punk Riot, y en lugar de en un piso con un marido y un par de hijos el futuro lo ve “en una masía, con mis amigos, haciendo crianza compartida, viviendo en una red afectiva”. Las reminiscencias sesenteras son inevitables. “Cierto, tienen la misma raíz, pero es distinto –dice Mallofré–. El amor libre tenía una base sexual, hoy hablamos de relaciones afectivas múltiples. Antes era todo experimental y ahora hay una comunidad con una solidez teórica y práctica”. Para acabar: algunos todo esto lo viven abiertamente y otros no. Aquí también funciona lo de salir del armario.