ACTUACIONES MUSICALES DE LA MERCÈ

Una noche eléctrica en el BAM

Las agitadas bandas Aliment, Fang Island, Modern Baseball y Basement afilaron sus guitarras en el Moll de la Fusta

Momento de la actuación de Fang Island, llegados desde Brooklyn, la noche del sábado, en el Moll de la Fusta.

Momento de la actuación de Fang Island, llegados desde Brooklyn, la noche del sábado, en el Moll de la Fusta.

JUAN MANUEL FREIRE / BARCELONA

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El sábado, noche temática en el Moll de la FustaJóvenes airados con sus locas guitarras, o algo en esta línea. Abriendo fuego, el garage-punk de Aliment, desde Girona, con una reproducción efectiva del minimalismo de Ramones. Píldoras de espasmo contagioso con algún ejemplo en catalán, como la reciente Cementiri. Entre tema y tema, poco respiro. ¿Para qué perder el tiempo con explicaciones?

De la simplicidad bien entendida de Aliment saltamos a la complejidad casi insolente de Fang Island, desde Brooklyn, Nueva York. Un grupo a mayor gloria de la felicidad, sin espacio en su cabeza para un centímetro de melancolía. Ellos definieron su segundo disco, el revelador Fang Island Fang Island(2010), como «todo el mundo chocando los cinco a todo el mundo», y es imposible encontrar definición mejor.

La felicidad como una de las bellas artes: lejos de, simplemente, mover al griterío y las palmas, Fang Island es un grupo de técnica sobrenatural que retuerce el lenguaje del rock alternativo en direcciones tan infecciosas como locas. Indie rock de carácter mutante, con toque metal, con la hiperactividad de la música de videojuego.

«Tengo la piel de gallina», decía un adolescente a otro viendo las armonías de doble guitarra que podían marcarse Jason Bartell y Chris Georges. El uso del pedal wah-wah en Sisterly debería estudiarse en escuelas de guitarra. En su último disco, Major (2014), el grupo se ha alejado un poco de la elucubración instrumental para acercarse a la partitura pop-rock, pero en el directo del Moll tampoco tocaron muchos temas con letra (una excepción fue The Illinois, o, ya en la recta final, Davey Crockett).

Más y más público joven, muy joven, se acercó al Moll conforme avanzaba la noche. Iban a ver a dos grupos cercanos al emocore, Modern Baseball Basement. Los primeros son ante todo un grupo de pop indie, o pop-punk cuando más peleones. Cultivados y con letras inteligentes sobre lo difíciles que pueden ser las relaciones cuando eres un teenager (o ya no lo eres). Ejemplo excelente en Broken cash machine, de You're gonna miss it all (2014): «Solo en casa un viernes por la noche / El mejor momento para ejercitarse / y desear que todavía fueses mi novia».

Rescates del primer disco, Sports (2012), como Re-do causaron escenas hilarantes de pogo e intentos fallidos de crowd surfing; durante uno de los menos exitosos, con caída complicada, el cantante Brendan Lukens gritó «¡Cuidado!» y preguntó «¿Está bien?», esto último en perfecto castellano. Buena gente, Modern Baseball.

Cerrando la velada con dureza, Basement, joven grupo inglés emo-punk con santoral basado en los años 90: de Sunny Day Real Estate a Nirvana, pasando por Green Day. El aullido de Andrew Fisher en Whole, que abrió el directo, y también su disco Colourmeinkindness (2012), es resultado claro de una obsesión con Cobain.