MEJORA DE LOS ACCESOS VIARIOS A LA CAPITAL CATALANA

El ahogo de la C-58 debe acabar tras el verano

Las obras de la autopista superpuesta para bus y coches '3+' están en la recta final

Obras en medio de la Meridiana, entre Trinitat Vella y Nova, para situar el nuevo carril bus-vao de la C-58, ayer.

Obras en medio de la Meridiana, entre Trinitat Vella y Nova, para situar el nuevo carril bus-vao de la C-58, ayer.

RAMON COMORERA
BARCELONA

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Los boletines radiofónicos sobre el tráfico en el área metropolitana, en especial en las horas punta, tienen desde hace muchos años un abonado permanente: las retenciones kilométricas en la autopista C-58 entre Ripollet/Montcada y Barcelona. Por esos seis carriles (tres y tres) encajonados entre montañas pasan al día nada menos que 165.000 vehículos, el segundo registro de Catalunya solo superado, y por 2.000 motores, por la Ronda de Dalt. La construcción del carril bus-vao (vehículos de alta ocupación con un mínimo de tres ocupantes, 3+), una auténtica autopista superpuesta de 6,8 kilómetros con dos carriles, debería resolver este ahogo. Las complejas y caras obras iniciadas en el 2008 por OHL y Copcisa, por encargo de la empresa de la Generalitat Tabasa, enfilan la recta final. A finales de septiembre, con la rentrée otoñal, podría abrirse la nueva vía en busca de un transporte más sostenible.

Mientras Tabasa y el Servei Català de Trànsit ultiman el reglamento de servicio para definir el sistema de gestión y control de una vía que no tiene precedentes, las obras se concentran ahora en dos últimos puntos. Primero, en acabar el espectacular viaducto de 870 metros que pasa junto a Ciutat Meridiana y de cuyos 16 tramos con vigas prefabricadas quedan tres por colocar. Y segundo, en acondicionar el espacio central de la Meridiana entre los barrios de Trinitat Nova y Vella por donde discurrirá el carril bus-vao a nivel de la calzada hasta su fusión final con la avenida en la plaza de Can Dragó (cruce con el paseo de Santa Coloma y la avenida de Rio de Janeiro).

PLATAFORMA LISTA / Al otro tramo elevado de 530 metros que va desde el nudo de Ripollet al puerto de Montcada, llamado tridente porque está formado por tres ramales que permiten la entrada o salida del nuevo vial desde los dos laterales y la mediana de la C-58, tiene ya toda la plataforma a punto para ser asfaltada. Ha acabado también el derribo del viejo y angosto puente de la carretera del cementerio de Collserola que cruzaba la autopista y que hace unos meses fue sustituido por otro nuevo, más alto para permitir el paso del bus-vao.

En una vía utilizada por esos 165.000 motores diarios y rodeada de colinas y desniveles considerables no hay opción de cortar ningún carril so pena de causar atascos aún más monumentales. Una simple detención en un arcén es ya motivo de atascos. Por ello, los numerosos trabajos que han afectado a la autopista se han hecho de noche. También el sistema de construcción del viaducto de Ciutat Meridiana, que consiste en una enorme estructura aérea que va poniendo las vigas metálicas prefabricadas de 130 toneladas apoyándose en la última que acaba de colocar, se ha ideado para no afectar a la circulación.

Con 80 millones de presupuesto, 32 que paga Europa, es el mayor proyecto viario en ejecución en un área metropolitana con la obra pública bajo mínimos. Tabasa prevé que usarán el paso 100 buses y 1.200 coches 3+ por hora. Los dos carriles se utilizarán siempre, según lo establecido hasta ahora, en un mismo sentido, a tenor de la necesidad del tráfico.