Agredidas e ignoradas

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TONI SUST / BARCELONA

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Tres mujeres catalanas iban el viernes en metro en Barcelona, una de ellas con hijab -pañuelo que cubre el pelo y el cuello-, cuando alguien les gritó que volvieran a su país. En realidad ese alguien se refería al país de sus padres, porque ellas, las tres, tienen DNI español. Son Hoda Bourrouhou, nacida en Terrassa en 1996; Safaa Esamsi, nacida el mismo año en Barcelona, y Ferdaus Oulad, nacida en Marruecos en 1995. Llegó con 8 años. Las tres familias proceden de la localidad marroquí de Tetuán. Las tres chicas están plenamente integradas. Hablan castellano, catalán y árabe, alguna también inglés. Estudian, respectivamente, primero de Ciencias Políticas y de la Gestión Pública (UAB), primero de Gestión y Administración Pública (UB) y segundo de Filología Árabe y Hebrea (UB).

Según denunciaron ante los Mossos, en el metro una mujer rumana de unos 40 años se quedó mirando fijamente a Ferdaus, que es la que llevaba el hijab, y que estaba de pie, agarrada a una barra de sujeción. Sus dos amigas iban sentadas en asientos del vagón. Explica Ferdaus que la mujer le gritó entonces: «¡Tú, la del pañuelo, no me mires!». «Me asusté muchísimo. Me giré y las miré a ellas. Y les dije en árabe: 'Esa mujer me está insultando'», cuenta.

Según ella, escuchar el diálogo en árabe hizo que la mujer las insultara a las tres. Ferdaus se alejó, se fue a uno de los asientos y el tono se mantuvo: «Putas, fulanas, iros a vuestro país. Venís a ensuciar». La situación se prolongó en el convoy durante el recorrido entre dos paradas. Nadie, dicen las jóvenes, hizo nada. Reinó un silencio tenso. Algunos pasajeros sí grabaron con sus móviles.

BOTELLA A LA CABEZA

Y la chispa saltó cuando la mujer rumana se puso en la puerta del vagón y parecía que iba a apearse sin más, en Paral·lel, cuando, siempre según las denunciantes, les lanzó el agua de una botella grande y después arrojó el envase a la cabeza de Hoda. Ahí todo se complicó, sostienen, y en la confusión la presunta agresora propinó un puñetazo en el ojo de Safaa. Esta agresión hizo que las chicas fueran a por la mujer, a la que no llegaron. Cuentan que la gente del vagón se lo impidió, y que dos hombres que iban con la rumana agredieron a Hoda, con un «golpe seco», dice ella, entre el hombro y el cuello. Lleva un collarín ortopédico.

El caso es que lo que a ellas les parece verdaderamente grave es la reacción de la gente en el vagón. La no reacción. El silencio. Y algunos móviles grabando. Cuenta Hoda que en un momento de nervios gritó: «¡Habéis visto cómo nos han agredido verbal y físicamente y no habéis hecho nada!». Sin embargo, cuentan que dos hombres las defendieron: uno, con acento inglés, que empujó a la mujer y le preguntó por qué insultaba a las chicas. Otro, un hombre árabe.

ESTÉTICA Y CABEZA

«Yo aquí no pego estéticamente y en Marruecos no pego intelectualmente», argumenta Ferdaus, que lleva el hijab por sentirse religiosa. Hoda es practicante y Safaa, no practicante. Todas coinciden en que se sienten integradas. Hoda se considera catalana y marroquí, Ferdaus, ciudadana del mundo. Safaa, «de Barcelona».

Las tres acabaron llorando y se fueron de la parada de Para·lel en ambulancia. Ferdaus tuvo un ataque de ansiedad, Safaa, el ojo dolorido y Hoda, un golpe en el hombro y el cuello. Fueron atendidas en el CAP de la calle de Manso y se fueron a casa. Al día siguiente, en Rubí, denunciaron los hechos en la comisaría. La unidad de transporte de los Mossos d'Esquadra se ha hecho cargo de la investigación. Por lo pronto, los investigadores ya han solicitado a TMB las grabaciones de ese día de las cámaras de seguridad del andén de la estación del Paral·lel y las imágenes del interior del vagón, en caso de que en ese convoy hubieran dispositivos de grabación.

Ayer por la tarde, George Bolgar, un hombre que presuntamente iba en el vagón envió una carta a este diario en la que cuestiona la versión de las chicas. Niega la presencia de un salvador árabe, descartaba que fuera una agresión racista y sostiene que fueron ellas las que empezaron al mirar con desprecio a la mujer. Conocedoras de ello, Hoda, Safaa y Ferdaus se reafirmaron en sus versiones, negaron la del comunicante -que no contestó a las repetidas llamadas de este diario- y aseguraron que dos mujeres que lo vieron todo testificarán si hay juicio.