BARCELONEANDO

¡Pechos fuera!, la profecía autocumplida

Mazinger regresa con un guiño a Barcelona y otro a las fantasías sicalípticas de los niños de la Transición

MAZINGER

MAZINGER / periodico

Carles Cols

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Cuarenta años de leyenda urbana están a punto de pasar a la categoría de realidad acojonante o, por decirlo más adornado y fino, hete aquí un caso que ya le hubiera gustado incluir en sus doctos estudios al sociólogo Robert King Merton, padre de la teoría de las profecías autocumplidas. Afrodita A, como a menudo se recuerda en foros friquis, jamás gritó “¡pechos fuera!” en la serie infantil Mazinger Z que Televisión Española estrenó en marzo de 1978 y cuya emisión abruptamente interrumpió pocos meses después, se supone que a la vista de los artículos que 'ABC' y otros diarios de bien publicaban sobre la “educación deformante” que aquella seria inoculaba a los niños españoles.

La prensa de bien de los 70 fue para Mazinger peor que el barón Ashler, pues la tachó de "educación deformante"

Las andanadas contra el contenido de aquel primer manga mecha (un subgénero del comic, no nos entretengámonos ahora en definirlo) son desopilantes releídas hoy en día. A los psicólogos de cabecera del 'ABC' les obsesionaba tanto el baron Ashler como a Freud el pene. Era, es cierto, un personaje rarito, pues la mitad derecha del cuerpo era de mujer y la izquierda, de hombre, y según el citado artículo eso contribuía a “desfigurar el rol sexual del niño” y, lo que es peor, a “simbolizar el padre-madre’ destructor, imagen totémica muy antigua, en un mismo personaje”.

También le dedicaban gruesas acusaciones al bueno de la historia, el robot protagonista, pues “del pecho de Mazinger solo sale destrucción, cuando, desde Aristóteles, toda la filosofía occidental considera el pecho como lugar donde residen los buenos sentimientos”. La lisergia, cronológicamente, llegó al mercado de la droga de España en los 70, pero parece que este no era el caso. Aquellos expertos lo decían en serio.

La cuestión es que en realidad era Mazinger, el robot varonil, el que irradiaba a sus enemigos con fuego pectoral, pero los niños, en los patios de las escuelas, deformaron la realidad y le atribuían a Afrodita A unas declaraciones que nunca realizó en pantalla, “¡pechos fuera!”, lo cual es una licencia menor a la vista de que ciertamente la robot fémina lanzaba sus tetas explosivas contra los enemigos, que se dice pronto. Total, que la leyenda urbana del ¡pechos fuera! ha sobrevivido 40 años. Que supere eso Ricky Martin si puede.

La fidelidad de Barcelona a este héroe de metal se verá satisfecha en la peli con homenaje a la Sagrada Família

Pero, lo que son las cosas, resulta que el próximo 19 de enero se estrena en toda Europa (el 13, en Japón) la versión rediviva y cinematográfica de Mazinger Z. Para la sala Phenomena, por ejemplo, Nacho Cerdá ya se la ha pedido a los reyes. La peli retoma el relato 10 años después del último capítulo. Koji Kabuto ya se afeita y ha pasado por la universidad de ingeniería. Bien por él. Lo que interesa aquí y ahora, sin embargo, es que, en un guiño impagable a los fans de por aquí, Afrodita A (esta vez, sí) grita por fin “pechos fuera”, una profecía autocumplida con 40 años de demora. Lo revela Javier, portavoz mazinguerólogo de Selecta Visión, empresa distribuidora de esta serie en España, que atestigua que lo de este país con el robot de los calzoncillos por fuera, a lo Superman, es único en el mundo. “Solo aquí se vende la serie en blue-ray, remasterizada, con una calidad única, ni en Japón ocurre eso”, dice.

A estas alturas del texto, tal vez algún fiel de este rincón periodístico (Barceloneando, así se antetitula este relato coral sobre la cara b de esta ciudad) se preguntará qué hace Mazinger aquí, más allá de que Selecta Films sea una empresa barcelonesa. Parece pillado por los dedos. Pues tiene su explicación.

De la película ‘Mazinger Z Infinity’ solo se conoce de momento un tráiler (salvo en Italia, donde por inescrutables decisiones empresariales ya se proyecta en cines) y de él merece la pena destacar un breve pero llamativo fotograma, en el que aparece Barcelona, más concretamente la Sagrada Família ya completa, con su torre central y todo. Lo fácil es suponer que es un guiño de la productora nipona a la fidelidad europea a este cuarentón personaje. Seguro que es eso. Lo apetecible, no obstante, es fabular, suponer que el hecho de que en la película salga uno de los dos templos expiatorios de pecados de Barcelona (sí, tiene dos, récord mundial de beatería) es como el rezo de varios avemarías por la perversión subyacente en Mazinger. No es una afirmación realizada al buen tuntún. Mazinger es solo el personaje más ‘light’ creado por Go Nagai, padre de otras criaturas que no han tenido prédica por aquí, como Kekko Kamen, heroína que lucha contra el mal vestida solo con guantes, capucha y botas, todo en rojo, y Cutie Honey, una adolescente androide con poderes de transformación que va a una escuela donde todas las alumnas son lesbianas. Sí señor, cómo se echa en falta la opinión de 'ABC'.

Go Nagai es padre de esta criatura y de otras más y más perversas que, ¡sniff!, no han recalado en Barcelona

Total, que vuelve Mazinger, aunque de ciudades como Barcelona en realidad nunca se ha ido. Lo confirma Joan, uno de los dos mazinguerólogos de Norma Comics, un establecimiento que, aunque es la Biblioteca de Alejandría de la viñeta, no tiene, ¡sniff!, las obras completas de Go Nagai, pero sí presencia permanente del robot de los “puños fuera” (tema que daría para otra tesis, queda dicho) y, sobre todo, de una réplica de casi dos metros, que no está ahí como decoración de la tienda, sino que a la venta. “Hace poco vendimos una. De hecho, más o menos cada tres o cuatro años vendemos una”, explica Joan. Cuesta 4.500 euros. A sabér por cuánto saldría una Afrodita A 2.0, la de la profecía autocumplida.