HISTORIAS HUMANAS TRAS LA PERMANENTE CRISIS DE LA VIVIENDA EN BARCELONA

Adiós a la casa de toda una vida

Tras la muerte de su madre, titular del contrato de renta antigua, Enric y Maribel, de 69 y 55 años, recibieron un burofax en el que les anunciaban que debían abandonar la casa en la que habían nacido en 15 días

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Helena López / Barcelona

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Enric Martínez Mañez nació en "la habitación del fondo" del Principal Tercera del 68 de la calle de Blasco de Garay, en el Poble Sec, en pocos días hará 69 años. Lleva viviendo allí desde entonces, aunque la (imparable) cuenta atrás está en marcha. Este jueves a las nueve de la mañana tienen la segunda orden de desahucio tras haber parado, gracias al apoyo del Sindicat de Barri, el primer intento este verano. La llamada a la solidaridad del barrio está hecha y esperan que la presencia de vecinos en la puerta vuelva a hacer que la comitiva judicial se vea obligada a dar marcha atrás, pero son conscientes de que en breve deberán abandonar el humilde piso en el que se instalaron sus abuelos cuando su madre era una niña, "antes de la guerra". El contrato de alquiler indefinido de renta antigua por el que pagaban 240 euros al mes iba a nombre su madre, fallecida en julio del 2016. "Murió en julio y en diciembre recibimos el burofax en el que nos daban 15 días para dejar la casa", señala Enric.

Las entrañas de este hogar, a las que se llega con solo abrir la puerta del viejo piso, casi sin necesidad de entrar, están llenas de fotografías familiares. "Ese de ahí es mi hermano. Falleció de cáncer un mes antes que mi madre", explica este comercial jubilado mientras saca de una bolsa de plástico del Barça un fajo de papeles. Entre ellos, los del juzgado. "No nos presentamos al juicio porque la denuncia no iba a nuestro nombre. Los denunciados eran los "ignorados herederos de Rosa Mañez", asegura señalando ese fragmento de la denuncia con el dedo. Un juicio que, por otro lado, tenían perdido. 

Cinco años de cuidados

La demanda -señala Enric, extendiendo los papeles sobre el colorido hule- se basa en el impago de dos mensualidades del alquiler. "Al morir nuestra madre, dejamos también de cobrar su paga y pasamos una temporada económicamente muy mala. Hasta empeñamos las joyas. Mi hermana llevaba cinco años sin trabajar para cuidar de nuestra madre, que durante los últimos años iba en silla de ruedas", prosigue Enric. "Nuestra idea era pagar los meses atrasados en diciembre, con mi paga extra", continúa. Pero el burofax llegó antes que la extra.  

Habla él, porque su hermana Maribel, de 55 años, ha encontrado trabajo. "De momento es por seis meses, pero ya se lo han renovado una vez. Esperemos que vuelvan a renovárselo", relata Enric, quien ahora habla tranquilo, pese a todo, pero lo ha pasado muy mal. "Al recibir el primer burofax -cuenta-, se nos hundió todo". En ese burofax la propiedad dejaba claro que, LAU en mano, tras la muerte de la titular ya no cabía la posibilidad de una nueva subrogación, ya que el contrato ya había sido subrogado tras la muerte de su padre -el abuelo de Enric Maribel-, quien, a su vez, "fue titular por cesión del primer titular", un familiar de sus abuelos, que les pasó el piso a principios del siglo XX, cuando decidieron volver a Valencia.

Redes de ayuda mutua

Esa relativa tranquilidad con la que se expresa Enric tiene un motivo claro. "Una vecina nos dijo que fuéramos al Sindicat de Barri, que ellos nos ayudarían, y así lo hicimos -narra-; en este año hemos ido ya a parar cuatro desahucios. Ellos nos han ayudado mucho a nosotros, y nosotros ayudamos todo lo que podemos". 

Además de esperar parar el desahucio de este jueves, Enric y Maribel esperan también cerrar pronto el contrato del piso de alquiler en el barrio -su objetivo era, al menos, no tener que abandonar el Poble Sec-, que han encontrado a través de la bolsa de vivienda del ayuntamiento. "Cuesta 600 euros. Hemos hecho una oferta. Esperamos que nos la acepten", concluye el hombre. Fuentes municipales confirman que intentaron una mediación con la propiedad para que la familia pudiera quedarse en su casa, acordando un nuevo alquiler, pero que ésta no quiso negociar.

Algo de jóvenes y de ancianos

<strong>Sergi Barrios,</strong> miembro del <strong>Sindicat de</strong> B<strong>arri del Poble Sec,</strong> explica que el caso de <strong>Maribel y Enric</strong> no es aislado. "En los dos años que llevamos trabajando temas de vivienda, recibimos una media de <strong>dos o tres casos a la semana</strong>", señala el activista. Tanto casos como el de estos hermanos -personas mayores con rentas antiguas- como personas jóvenes, con contratos que o no se renuevan o que se les presentan subidas inasumibles.<span style="font-size: 1.6rem; line-height: 2.6rem;"> </span><span style="font-size: 1.6rem; line-height: 2.6rem;"> </span>