Núria Mediavilla, actriz de doblaje: "Toda Gràcia tendría que ser peatonal"

Era el 7 de septiembre de 1996. A la plaza de la Vila de Gràcia llegaba una pareja lista para asistir a una boda. Los novios ya estaban allí, pero solos y vestidos de calle. La ceremonia se había tenido que aplazar, porque el padre de la novia había sufrido un infarto y se recuperaba en el hospital. Como los novios intuyeron que el aviso de la cancelación quizás no habría podido llegar a todo el mundo, se personaron el día, hora y lugar en los que habían sido emplazados los invitados. Y, efectivamente, un par de ellos llegaron.

Dos meses después, el 9 de noviembre, sí tuvo lugar, allí mismo, la boda de Núria Mediavilla (Barcelona, 1966). Ella llegó en coche desde Nou Barris, el distrito en el que vivió antes de independizarse y en el que aún hoy residen sus padres. Y el novio, vecino de Gràcia, que vivía en la plaza de la Virreina, salió de casa como cualquier mañana de día festivo, fue a comprar el diario y, en un breve paseo, llegó al ayuntamiento de su distrito, donde la pareja se casó.

Podría ser parte del argumento de una película, pero eso pasó en la vida real de Núria Mediavilla, la actriz que entra en la piel de artistas como Angelina Jolie o Uma Thurman, y que encarnó a Kate Winslet en el romance y naufragio del Titanic. "La voz es un lugar en el que tienes que vaciarte de ti para entrar a vivir, un par de horas, bajo las sensaciones, tono y ritmo de la voz de otro", explica esta profesional que también da clases de este arte..

INDEPENDENCIA A LOS 21

Un pisito en Torrent de l'Olla, cerca de Lesseps, fue su gancho a Gràcia, cuando se independizó, a los 21 años. "Pero esa Gràcia bohemia donde se queda para tomar una cerveza, la descubrí cuando fui a vivir en un piso junto a la plaza de la Virreina", dice la voz femenina protagonista en Maléfica, Cyrano de Bergerac, Kill Bill y Nadie quiere la noche, que debutó en el doblaje a los 7 años dando voz a Shirley Temple en La pequeña coronela. Mediavilla colabora con la Associació d'Actors i Directors Professionals de Catalunya y con talleres de voz en la escuela de padres de Nunu, una entidad de acompañamiento familiar en la crianza respetuosa.

En 25 años, Mediavilla ha vivido en varios pisos de Gràcia. "He sido una nómada en el distrito", destaca. Junto a la plaza de la Virreina, disfrutó "del meollo", afirma. "Recuerdo las tardes en las plazas, porque a Gràcia lo que más la define son sus plazas", considera. "Un día, incluso, bailé Indie Hop en la de la Virreina, con la escuela del barrio a la que me apunté para aprender el baile", rememora.

"Siempre hay animación en las plazas de Gràcia. Durante las fiestas, demasiada. Alguna noche teníamos que emigrar para poder dormir bien", precisa la actriz, que desde hace dos años disfruta de Gràcia desde su frontera con el Eixample.

Desde allí, Mediavilla sube ahora a Gràcia a comprar en sus comercios preferidos, en el distrito en el que su hija menor aún estudia. "A mí me encantaría que Gràcia fuera totalmente peatonal", expresa. "Soy de calles pequeñas y peatonales, como las del pueblo francés de Colliure, adonde me gusta ir a pasar unos días", explica.

"Es una lástima que casi no queden pequeñas calles que se vistan de fiesta mayor. Aunque es comprensible, pues prepararla cuesta su esfuerzo. Antes, cuando la fiesta era sobre todo de los gracienses, al acabarse no veías tiendas abiertas, ni apenas vecinos. Ahora, al día siguiente, todo sigue igual. Gràcia ha perdido ese tipo de contrastes", considera la hija del actor de doblaje que da voz a Morgan Freeman, Pepe Mediavilla.