Informe policial sobre la convulsa exhibición de coches clásicos

El accidente mortal de Montjuïc fue «un cúmulo de fatalidades»

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

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El accidente fue «un cúmulo de fatalidades». Evelio Vázquez, jefe de la Guardia Urbana, no pudo concretar ayer las circunstancias que generaron que Basili Gagea se golpeara la cabeza después de que un Alfa Romeo pilotado por un italiano se descontrolara en la bajada del Museu Etnològic durante la celebración, ayer hizo un mes, del Barcelona Montjuïc Revival. Según el informe de la policía local, el accidente no se debió a un exceso de velocidad, y el vehículo, que se quedó sin frenos, no atropelló a ninguno de los heridos.

La presentación fue una perfecta puesta en escena de una cronología destinada a demostrar que la seguridad del evento estaba más que certificada. Fue de agradecer que ya no se hablara en ningún caso de exhibición de autos antiguos deportivos y que se explicara con detalle que se trataba en realidad de una «prueba de regularidad». Vázquez se esforzó en diferenciarlo de una carrera con un ejemplo muy gráfico: «Los conductores se marcan un tiempo por vuelta antes de empezar, y el que más se acerque al concluir las vueltas, gana. Vence el menos penalizado, o sea que un 600 podría batir a un Ferrari». Sobre las velocidades alcanzadas, el jefe de la Urbana explicó que solo se produjo una punta de 120 kilómetros por hora -el máximo permitido eran 110-, y recordó que se colocaron tres radares en las principales rectas del mítico circuito para evitar que algún veterano se emocionara más de la cuenta.

Preguntado por los periodistas, el primer teniente de alcalde, Joaquim Forn, descartó prohibir en el futuro este tipo de actos en Barcelona. «Hay que garantizar la seguridad y tener la máxima vigilancia, pero no podemos decir que no permitiremos más eventos como este», precisó el también responsable municipal de Seguridad. Sobre el accidente, Forn volvió a rechazar que la velocidad fuera un factor determinante en el choque, aunque admitió que siempre «hay cosas que se pueden mejorar». El informe se acompañó de la proyección de un vídeo en el que se ve el instante en el que el vehículo sigue recto cuando debería haber trazado una peliaguda curva de 180 grados. Los técnicos han calculado que en el momento del impacto, el Alfa Romeo circulaba a 61,7 km/h, pero las imágenes no permiten distinguir qué sucedió cuando pasó junto a las cuatro personas de la organización que estaban en la zona de seguridad. La chica de 20 años herida leve pudo recibir el impacto de una valla que salió despedida tras un golpe del auto. En cuanto al hombre que acabó perdiendo la vida tras 10 días de lucha en el Clínic, no hay una conclusión clara. Será un juez quien, con las pruebas del forense, determine qué pudo ocasionar ese golpe fatal en la cabeza. También podrá valorar si el circuito era seguro al 100%, y será inevitable preguntarse cómo ese conductor pudo ir más allá de las vallas de seguridad e impactar con un banco de cemento.

SINIESTRO «ATÍPICO» / Forn admitió que en este tipo de pruebas pueden surgir «imprevistos», como que un coche se quede sin frenos, y recordó que para los que quieren correr «hay lugares más adecuados» que Montjuïc. Manuel Haro, jefe de la unidad de accidentes de la Urbana y quizás el hombre que más choques ha analizado en esta ciudad, consideró que el siniestro fue «muy atípico, con dos heridos de distinta consideración, sin que hubiera atropellamiento».