Absuelto en 24 horas el 'casteller' que estuvo preso por Can Vies

Sentencia exprés. Le han bastado solo 24 horas al juez Ricardo Yáñez para comprobar que no había suficientes pruebas para condenar a Sergi Rubia Olives, el miembro de los Castellers de Barcelona que fue detenido el 28 de mayo pasado tras una manifestación en Sants en protesta por el derribo de Can Vies y para quien el fiscal solicitaba cuatro años y ocho meses de prisión por desordenes públicos y por supuestamente haber quemado un contenedor. El joven permaneció en prisión preventiva durante más de 20 días.

En una sentencia nítida a la vez que escueta, el juez sostiene que «no resulta acreditado» que sobre las ocho de la tarde de aquel 28 de mayo el joven, tras asistir a un acto en favor de Can Vies en la plaza de Sants, contribuyera «personalmente» en los disturbios que después se originaron en el barrio barcelonés, cruzando e incendiado en la calzada «un contenedor o contenedores de basura». El magistrado rechaza toda la tesis de la fiscalía e incluso señala que tampoco «ha sido probado» que una hora después, sobre las nueve de la noche, el acusado, que se hallaba cerca de la confluencia de la calle del Tenor Massini con la carretera de Sants, «formase parte de un grupo organizado a fin de levantar barricadas que impidieran la acción policial», no ya que «participase en la quema directa o indirecta de uno o varios contenedores».

La sentencia rechaza, por tanto, la versión de los dos guardias urbanos que procedieron a la detención del casteller y que durante el juicio identificaron de nuevo al imputado como la persona que lanzó un contenedor de basura contra otros que ya estaban ardiendo.

TESTIMONIO CLAVE / El magistrado, en cambio, indica que dispone de las declaraciones «verosímiles y creíbles» de un vecino de Sants que explicó que Rubia y el amigo que le acompañaba estuvieron hablando con él hasta segundos antes que la policía detuviera al imputado, y que negó que el casteller estuviera levantando barricadas e incluso que hubiera contenedores ardiendo. Según su versión, mientras estaba hablando con el acusado en la puerta de su casa vio venir a unos manifestantes corriendo delante de la policía, por lo que se despidió y subió a su piso. Desde el balcón y pocos segundos después, los necesarios para subir la escalera, observó que la Guardia Urbana había detenido a Rubia.

El juez señala en la sentencia que la declaración creíble del vecino le genera, «cuando menos, una duda razonable sobre la existencia de cualquier participación criminal» del acusado. Y es que la declaración  de Rubia en el juicio coincidía perfectamente con la secuencia relatada por el vecino de Sants que, según explicó, bajó a la calle a recriminar al amigo del acusado que orinara en la pared. Tanto el testigo como el acusado explicaron que estuvieron charlando hasta que llegó la policía persiguiendo a un grupo.