LOS ATENTADOS EN CATALUNYA

El abogado del imán de Ripoll: "Nunca mostró signos de ser un extremista radical"

Abdelbaki Es Satty.

Abdelbaki Es Satty. / periodico

El Periódico / Castellón

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El abogado que defendió al imán de Ripoll Abdelbaky Es Satty, el supuesto cabecilla de los atentados en Barcelona y Cambrils, cuando pesaba sobre él una orden de expulsión de España que el juez acabó rechazando, se ha declarado "muy sorprendido" por el hecho de que él fuera muy probablemente quien adoctrinó a los miembros de la célula terrorista y quien planeó los ataques terroristas. "Sinceramente, nunca mostró ninguna conducta o signo, ningún indicio, que me hiciera pensar que era radical", ha afirmado el letrado castellonense David Barrachina en declaraciones al diario 'Mediterráneo'.

Experto en Extranjería, y presidente del área en el Colegio de Abogados de Castellón, Barrachina señala que el imán "era amable, cordial" y que "ni siquiera mostró evidencias de ser extremadamente religioso. El imán contactó con el abogado en el 2014 desde la cárcel Castellón I, donde cumplía condena por tráfico de drogas. "Imagino que se puso en contacto conmigo porque otros internos de la cárcel de Castellón le hablarían de mí", relata Barrachina.

Se trataba, explica, de un recluso común, interno en el Módulo 3 de la prisión, destinado a condenados firmes, pero no peligrosos. Es Satty pasó desapercibido durante los dos años que estuvo ingresado tras ser condenado por un juez de Ceuta a cuatro años de cárcel como autor de un delito contra la salud pública. En el 2010, había sido sorprendido en un ferry entre Ceuta y Algeciras, con un coche cargado de hachís.

Arraigo de ocho años

En sus visitas al centro penitenciario, Es Satty le contó, señala el abogado, "que su familia, su mujer y sus cinco hijos, estaban viviendo en Ceuta y que luego se marcharon a Marruecos, después de que fuera detenido". En España, le dijo, no tenía "a nadie más". "Cuando analicé el caso me di cuenta de que había muchos elementos favorables para ganar el juicio: había cotizado a la Seguridad Social durante más de seis años y medio; tenía apalabrado ya un contrato laboral en una empresa, creo recordar que de Tarragona; y, además, contaba con un arraigo de un mínimo de ocho años como residente legal en España", explica Barrachina.

El abogado tuvo claro que podía ganar el caso: "Hace años la directiva europea, y nacional, exigía que con una pena de un año de cárcel había que expulsarlos; pero esto cambió y se puso la condición de que se hiciera si existía una amenaza grave para el orden público". "Aparentemente estaba integrado en la sociedad", apunta.

"El juez, al ver las pruebas aportadas en el juicio, revocó su expulsión y le expidieron la tarjeta de residencia permanente. Ya no supe nada más de él", explica.

El seguimiento en prisión

Precisamente, el seguimiento al que el imán fue sometido durante su ingreso en prisión concluyó que no estaba radicalizado en ese momento. Según informa Efe, que cita fuentes de la lucha antiterrorista, en ningún momento se llegó a observar síntoma alguno, por lo que no fue sometido a ningún otro seguimiento fuera de la cárcel, como tampoco se le hace a ningún preso que salga libre tras cumplir condena si no hay indicios que lo justifiquen.