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¿A quién sirve el grial?

Con el haber callado cuando fue necesario hablar se construye el origen de nuestra novela, que es el caballero andante en pos del grial

Rueda de prensa del Premio Planeta en el Recinto Modernista de Sant Pau  con la presencia del jurado

Rueda de prensa del Premio Planeta en el Recinto Modernista de Sant Pau con la presencia del jurado / periodico

Javier Pérez Andújar / Barcelona

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Hoy vuelven a correr nuevas versiones de aquel poema alemán que trata de alguien que en las persecuciones calla porque el asunto nunca va con él, hasta que al remate el asunto va con él; pero entonces ya no queda nadie que pueda hablar en su defensa. Otra historia es que al final el que siempre quede para hacer la última pregunta sea el perseguidor.

Con ese haber callado cuando fue necesario hablar se construye el origen de nuestra novela, que es el caballero andante en pos del grial. La búsqueda del grial es la condena a quien no se atrevió a hablar, a quien no fue capaz de preguntar. Es esta la historia de Perceval el galés, y explicada de este modo aparece por primera vez en la novela de Chrétien de Troyes 'Perceval o El cuento del grial', escrita en el siglo XII. A partir de entonces, la búsqueda del grial se convirtió en un camino místico, en la búsqueda de lo absoluto como lo llamaron luego los alquimistas y lo mismo que se titula 'La búsqueda de lo absoluto', esa estremecedora novela de Balzac donde un hombre destruye todo lo que tiene, su casa, su familia, sus amigos, llevado por su obsesión. Pero entre la búsqueda de Chrétien y la búsqueda de Balzac (dos escritores franceses al principio y al final de la novela clásica) hay una diferencia. En Chrétien quien busca debe mirar hacia adentro, en Balzac la tragedia mira hacia afuera. Son búsquedas opuestas como son contrarias las fuerzas centrífuga y centrípeta que mueven a nuestro planeta.

El heredero de Jiménez del Oso

Este año Javier Sierra ha ganado el premio Planeta con 'El fuego invisible', una novela escrita a la luz del grial. A Javier Sierra lo sigo desde que fue director de 'Más Allá', la revista que fundó Jiménez del Oso. Al principio creía que el popular Íker Jiménez era hijo de Jiménez del Oso. Lo pensaba sin ningún fundamento o con el mismo que da pie a creerle descendiente de Juan Ramón Jiménez. Pero luego me di cuenta de que era Sierra el verdadero heredero del doctor Del Oso. Fernando Jiménez del Oso ha sido el mejor de todos los tiempos. Me refiero a sus ojeras, el cigarrillo, el cubata bajo la mesa mientras habla sobre lo raro, lo excluido, lo perseguido, el misterio. En Jiménez del Oso el escepticismo era una forma de decencia. Jiménez del Oso no se cree ni a sí mismo. Representa la duda de mano del derrotismo. Jiménez del Oso está entre Raymond Carver y Cioran, entre aceptar la desesperación y reírse de haberlo hecho. Ese escepticismo Javier Sierra lo ha tomado del maestro. Y es eso lo que convierte a Sierra en autor de novelas, en escritor. La única salvación para Jiménez del Oso, para Cioran, para Charles Fort (quizá el autor determinante en Jiménez del Oso), es la escritura, el dar una validez de crónica a lo imaginado.

Con el grial nace la posverdad

Eso también está en la historia del grial. Lo explican los dos Carlos (García Gual y Alvar), los que saben la materia artúrica. La expansión del grial como tema literario coincide con la llegada de la prosa a la novela. Chrétien había escrito en verso las andanzas de Perceval, de Lancelot..., en su época la prosa no era para la creación sino para un fin jurídico, comercial, histórico. Pero con el grial nace la posverdad, se forja cuando esa gran fabulación del grial, el artefacto literario más maravilloso, cambia de forma de expresión y se mimetiza con la prosa, y así le roba su voz a la verdad.

Lo que Perceval confundió con juicio y cautela era solo silencio

Prudencia nefasta

No es lo mismo la busca que la búsqueda. 'La busca' es el título de la novela que Pío Baroja dedicó a los traperos, a los que sobreviven buscando en la inmundicia, a los desheredados de Madrid. La búsqueda es lo opuesto. A la búsqueda solo acceden unos elegidos, los mejores, los caballeros más puros. Es la quimera que va convertir la caballería terrena en caballería celeste. En Barcelona también se ha buscado el grial. Hasta la montaña de Montserrat llegó la hez de la humanidad, en plena segunda guerra mundial, liderada por Himmler y sus nazis a la búsqueda del santo vaso, y mientras estuvieron en nuestra ciudad se alojaron en el hotel Ritz. Sin embargo, el grial solo puede encontrarlo un alma limpia. La de Perceval lo fue, pero le faltó la audacia, la confianza en sí mismo, y eso se lo reprochó la doncella de aspecto miserable y vestida con andrajos que se encontró en el sendero. Perceval quiso ser prudente y su prudencia resultó nefasta, pues si hubiera hablado se hubiera curado el Rey Pescador y sus tierras hubieran vuelto a ser fértiles. Lo que confundió con juicio y cautela era solo silencio. Perceval había visto durante la cena en el castillo el misterioso ir y volver con la bandeja de plata, el grial y la lanza sangrante de Longinos; quiso saber a dónde iban pero le dio corte mostrarse locuaz. Cuando le hicieron caballero le habían enseñado que hay que alejarse de hacer preguntas. Así pensó que ya preguntaría a la mañana siguiente a algún criado, pero al despertar no había nadie en ninguna parte. Chrétien desvela páginas más tarde la pregunta que tendría que haber formulado: ¿a quién sirve el grial? Desde entonces, en todo silencio está implícita esa pregunta.