GOLPE POLICIAL A LA EXPLOTACIÓN SEXUAL

Una red de prostitución regalaba servicios a clientes habituales

12 detenidos, de origen chino, tenían cinco burdeles en Barcelona

Tarjetas de los prostíbulos.

Tarjetas de los prostíbulos.

ANTONIO BAQUERO
BARCELONA

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En su primera visita, los clientes de los burdeles recibían una tarjetita. A partir de ese momento, cada vez que acudían a tener relaciones con una prostituta, el proxeneta del piso ponía una marca. Cuando el cliente llegaba a los 10 servicios sexuales pagados, recibía como premio uno gratis. Así funcionaba la red de prostitución que tenía en marcha cinco burdeles en pisos del Eixample, el Clot, Les Corts y el Guinardó y que ha sido desarticulada en Barcelona por agentes de la Unidad contra las Redes de Inmigración y Falsedades Documentales del Cuerpo Nacional de Policía.

En total, han sido detenidos 12 proxenetas miembros de la red, todos ciudadanos chinos, pudiéndose acreditar que formaban una misma organización y que se repartían las funciones: unos alquilaban los pisos, otros repartían publicidad y un tercer grupo se encargaba de controlar a las chicas, también chinas, que debían estar disponibles las 24 horas del día y que, cuando podían dormir, debían hacerlo en las camas donde atendían a los clientes.

A las jóvenes, originarias en su mayoría de las provincias chinas de Liaoning y Fujian, se les retiraba la documentación nada más llegar a España, cuando la red les informaba de que tenían contraída una deuda de varios miles de euros por haberlas traído a España. Mientras pagaban esa deuda, las chicas no recibían nada de lo que los clientes pagaban por sus servicios. Una vez saldada, solo cobraban el 10% del dinero que estos pagaban.

TARJETAS DE PUBLICIDAD CLONADAS / La primera pista de que esos cinco pisos podían funcionar dentro de una sola red fue la constatación por parte de los agentes de que las tarjetas tipoflyer que repartían eran muy similares en su confección. Posteriormente, al revisarse los distintos contratos de arrendamiento, los investigadores comprobaron que los nombres se repetían en los pisos y en los resguardos de los envíos de dinero a China.