El futuro de una arteria de Barcelona

El Paral·lel ganará seis nuevas plazas en la acera del Eixample

Chaflán de la esquina Paral·lel-Borrell que se convertirá en plaza, ayer.

Chaflán de la esquina Paral·lel-Borrell que se convertirá en plaza, ayer.

HELENA LÓPEZ
BARCELONA

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el alcalde Jordi Hereu insistió ayer en la idea de que es necesario revitalizar el Paral·lel, un proceso a sus ojos «irreversible». Pese a que dio más bien pocos detalles sobre cómo se materializará ese resurgimiento, anunció convencido que el consistorio ha hecho una «reflexión urbanística» respecto al lugar, y que se ha llegado a algunas conclusiones, que ahora se deberán plasmar en un proyecto «global» para la avenida, todavía por realizar. Entre las resoluciones llegadas tras esa reflexión, destaca la creación de «espacio público de calidad», algo que se prevé lograr con la urbanización de una nueva plaza junto al edificio de la Fira -en el extremo de la plaza de Espanya-,

reordenando la plaza de la Carbonera -en el extremo del puerto- y creando seis nuevas plazas en la acera del Eixample, «aprovechando espacios singulares de los chaflanes».

«Las seis nuevas plazas tienen que servir para reforzar ese eje cívico que queremos que sea el Paral·lel», indicó Hereu, quien definió esos espacios en la actualidad como «rotondas mal definidas». La propuesta es unir ese espacio perdido que ahora queda en medio de la circulación a una de las islas de casas, creando pequeñas plazas donde plantar árboles, para dar verde a la dura vía.

POCAS NOVEDADES / Esas son, básicamente, las novedades presentadas ayer por Hereu -arropado por el cuarto teniente de alcalde, Ramon García-Bragado, y las concejalas de Sants-Montjuïc, Inma Moraleda, y Ciutat Vella, Assumpta Escarp- en la reunión con la prensa celebrada en la recepción del nuevo teatro Artèria. La reapertura de este local el pasado 20 de septiembre representó uno de los primeros impulsos palpables de la recuperación del Paral·lel, una avenida que el actual equipo municipal quiere convertir en la arteria del ocio. «Debe proyectar la gran vida cultural de Barcelona a Europa y al mundo», indicó Hereu.

En esta línea, el alcalde repitió por enésima vez sus anhelos respecto a lo que muchos se empeñan en rebautizar como el Broadway catalán. El alcalde socialista se atrevió a soñar en voz alta y frente a varios micrófonos dijo que algún día, quizá será al contrario: «A Broadway lo llamarán el Paral·lel neoyorquino».

Otra de las cosas que la futura reforma de la avenida prevé lograr es que sea más atractiva, tanto para los turistas, en especial los miles que llegan en los cruceros al puerto, como para los autóctonos. Aquí jugará un papel importante la reinvención de la plaza de la Carbonera -ahora una frontera casi insalvable-, cuya función será captar viandantes hacia el resurgido Paral·lel, que tendrá aceras más anchas. Hereu no precisó si eso se hará renunciando a algún carril de tráfico. «No necesariamente. Hay anchura suficiente», dijo.

PUNTO DE UNIÓN / Insistió además el alcalde en la bella idea de que la avenida «una en vez de dividir». «Queremos un Paral·lel que no sea una barrera entre barrios -Poble Sec, Sant Antoni y Raval-, sino un punto de unión. Que invite a ser cruzado», reflexionó. También habló Hereu de la dinamización comercial del lugar y de la idea de seguir en la línea iniciada con la reapertura del Artèria y de El Molino -tuvo palabras de elogio para la Fundació El Molino por su empeño en construir «el Paral·lel del futuro»-, potenciando la apertura de nuevos teatros en la zona, para que la vía no pierda fuelle en ningún punto de su recorrido.

De momento, la cercana apertura del centro comercial Las Arenas

-el próximo 25 de marzo- dará un decidido impulso a la parte alta de la avenida, que espera a ver qué pasa con el Arnau, en la parte baja.