DESPLIEGUE DE SEGURIDAD EN UN ACONTECIMIENTO MUNDIAL

330 mossos blindan contra los hurtos la feria de los móviles

Un hombre pasea ante un cartel del congreso en la Fira de Barcelona, ayer

Un hombre pasea ante un cartel del congreso en la Fira de Barcelona, ayer

ANTONIO BAQUERO
BARCELONA

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Es el examen final y Barcelona tiene que aprobarlo como sea. La edición del GSM Mobile World Congress que a partir del próximo lunes se celebra en la Fira de Barcelona ha de salir bien, sobre todo en lo que a la seguridad de los cerca de 55.000 asistentes respecta. La razón es que en las próximas semanas se decidirá qué ciudad será la sede oficial del congreso en los próximos cinco años, a partir del 2013. La organización debe elegir entre los finalistas: Barcelona, Amsterdam, Colonia, Munich y París. Ahora, la capital catalana tiene que demostrar que el trabajo policial que se está haciendo para contener los hurtos y pequeños robos, una lacra que está afectando a su imagen internacional, da sus frutos.

La importancia del envite ha quedado patente en el despliegue que los Mossos d'Esquadra van a hacer para garantizar la seguridad de los asistentes. En total, la policía de la Generalitat va a destinar 330 agentes, tanto de uniforme como de paisano, procedentes de todas las comisarías de la ciudad, así como del Grup Regional de Motos y del Àrea Regional de Recursos Operatius (Arro). Además de velar por la seguridad de los más de 100 altos cargos de todo el mundo que van a asistir al acto, buena parte de la tarea de esos policías será evitar que los congresistas sean presa fácil para las bandas de carteristas. Ese despliegue se enmarca en el marco de un Plan Director de Seguridad en que también participa la Guardia Urbana, Fira de Barcelona, TMB, los organizadores de la feria y el gremio de hoteleros.

118 ROBOS EN EL 2010 / El año pasado, el despliegue de seguridad ya logró rebajar en un 30% las cifras de congresistas que denunciaron haber sufrido un hurto. En total, en la edición del 2010, de los 50.000 asistentes, 118 sufrieron algún tipo de robo. Durante los cuatro días que duró el congreso, de cada 10 personas que sufrió un robo en Barcelona, uno era asistente a esa feria.

De ellos, tal y como ayer explicó el comisario Joan Carles Molinero, responsable de los Mossos d'Esquadra en Barcelona, «una parte importante sufrió el robo a causa de un despiste». Molinero detalló parte de la casuística de esos hurtos. «Muchos eran personas que, en un bar o un restaurante, habían dejado el ordenador en la silla o el móvil en la barra mientras se iban al baño».

Para poner freno a esos despistes, los mossos han editado este año un tríptico con consejos que se entregará a todos los asistentes al congreso en el momento de su incripción. En el folleto, que empieza con la frase «Barcelona es una ciudad segura», se recomienda a los asistentes tomar «las medidas de precacución que tomaría en la visita a cualquier gran ciudad».

SUSTRACCIONES POR DESPISTES / El primer consejo que dan los mossos a los congresistas es que, cuando salgan del recinto ferial, se quiten el colgante con la acreditación. La razón es que en las anteriores ediciones era habitual ver a individuos por toda la ciudad con la cartulina en el pecho que acreditaba su asistencia al acto pero que, para los carteristas, venía a ser como un cartel de «róbenme». Además, tal y como indicó el comisario Molinero, se les aconseja que extremen la atención en los puntos calientes de actuación de carteristas: «La mayoría de robos que sufrieron el año pasado se produjeron en los transportes públicos, las aglomeraciones en lugares turísticos y los restaurantes, sobre todo aquellos del recinto ferial».

Los mossos han instalado una comisaría en el interior del recinto de la feria para que quienes hayan sufrido un robo puedan denunciarlo allí mismo, sin necesidad de desplazarse. Además, tendrán un teléfono gratuito al que llamar en caso de sufrir algún incidente. En el folleto se les comunica que motoristas de los mossos acudirán al lugar donde esté la víctima del robo para acompañarla a la comisaría más cercana y que les ayudarán a cancelar sus tarjetas de crédito. En su afán de que todo salga bien, las autoridades harán que los asistentes dispongan de una mayor atención policial que los propios vecinos de la ciudad. La lógica de ese despliegue es que todo es poco para garantizar la permanencia de un evento que deja 225 millones de euros en la ciudad en cada edición.

La celebración del salón no solo llenará los hoteles de la ciudad, sino que implica medidas especiales en la movilidad y transportes públicos. El nivel de muchos de los visitantes, con cargos directivos de todo el mundo, también implica una amplia contratación de servicios extra, sea en salones de restaurantes, coches de alquiler y otros.

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