ALMANAQUE PICANTE

Comerciantes de Horta se suman a los desnudos con fines solidarios

ROSA MARI SANZ / Barcelona

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Ya ha dejado de ser sorprendente que un colectivo se anime a exhibirse en paños menores para un calendario con fines solidarios, lo curioso es que esta vía sea especialmente bien recibida por las parroquias. Motivos no les faltan. Una treintena de comerciantes del barrio de Horta (ocho hombres y 24 mujeres) se han despojado de sus ropas para un almanaque con el objetivo de ayudar a sus vecinos más necesitados, aquellos que acuden a diario al comedor público Caliu, un servicio impulsado por cinco iglesias de la zona que en los poco más de tres meses que lleva abierto no da abasto.

La recaudación de los 8.000 ejemplares que se han editado del calendario, al simbólico precio de un euro, se distribuirán en vales de compra entre los usuarios del Caliu, la mayoría, nuevos pobres víctimas de la crisis. O sea, que la iniciativa revertirá a la par en el propio eje comercial, ya que los tíquets deberán canjearse en sus tiendas asociadas, que suman más de 270 establecimientos y paradas del mercado.

Losmodelosque se han prestado a dar algo más que la cara lo han hecho junto a productos que se pueden comprar en las tiendas de la federación, pero no los propios para evitar publicitarse, según explicó ayer Raquel Júlvez, dinamizadora de esta asociación. O sea, que la librera, la farmacéutica, el carnicero o el panadero, por ejemplo, no regentan en realidad, esos negocios.

Si en un principio había cierto temor a no llegar a la docena de voluntarios para completar los meses, finalmente la iniciativa fue acogida de muy buen grado, y hubo que hacer hueco para que entraran los 32 solidarios. Y es ya había ganas previas de despelote. La idea, contó Júlvez, estaba guardada en un cajón desde hacía unos años, cuando se planteó editar un almanaque similar para recaudar fondos para el Carnaval. Pero no cuajó.

La llamada de ayuda de los responsables del Caliu, auspiciado por las parroquias de Sant Joan d'Horta, Mare de Déu del Mont Carmel, Sant Antoni de Pàdua, Sant Marcel y Santa Teresa de Jesús, disipó cualquier duda entre los que había rechazado la anterior iniciativa y los comercios se pusieron manos a la obra. El resultado, opinó la concejala de Horta-Guinardó, Elsa Blasco, es un trabajo «nada frívolo» que justifica su fin.

350 POBRES / El Caliu abrió sus puertas en octubre con solo seis usuarios. Desde entonces, ya han pasado por el centro (en el número 4 de la calle de Campoamor) 350 personas diferentes, la mayoría, sin techo que sobreviven en cajeros, coches abandonados, albergues o en las calles de Horta. Sónia Núñez, su responsable, detalló ayer los apuros que pasan para atender a los que cada mañana se acercan a desayunar. Todos salen además con un bocadillo, para muchos, lo único que volverán a comer ese día. Funciona, dijo, gracias a las ayudas de paradistas del mercado de Horta, otros comerciantes que ceden alimentos y, también, de Cáritas y de la Obra Social La Caixa.