Nuevas tendencias de consumo

Imaginativos negocios vinculados al erotismo afloran en Barcelona

'The Movement Bed' es uno de los productos más solicitados en la tienda de muebles eróticos Margarita Bonita, ubicada en la calle de Mallorca.

'The Movement Bed' es uno de los productos más solicitados en la tienda de muebles eróticos Margarita Bonita, ubicada en la calle de Mallorca.

CRISTINA SAVALL
BARCELONA

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Adiferencia de otras ciudades del sur de Europa, Barcelona es especialmente desinhibida. Cada vez proliferan más los negocios vinculados al erotismo para consumo popular. Las clases de estriptís se anuncian en los escaparates de las lencerías. Los hoteles de lujo proponen paquetes sensuales con masajes por parejas, pétalos, champán e incienso en la habitación. Los muebles diseñados para juegos sexuales se exhiben en grandes vitrinas a pie de calle. La tiendas dedicadas al erotismo tienen sus puertas bien abiertas, ya no son cuevas oscuras ni esconden en pasillos laberínticos los vibradores, los lubricantes, las esposas, los tangas más picantes, los preservativos con sabor a banana o a fresa, aceites de chocolate, el juego Kamasutra, fustas, antifaces y demás.

El erotismo es un negocio próspero. Ya no se esconde, y de esta manera planta cara a la agresiva competencia por internet, aunque muchas de estas empresas están presentes en la red. Daniel Gallardo es socio fundador y director general de Sensualove, que hace seis años abrió su primera tienda en la calle del Pi.

ROMPER TABÚS /Hoy tiene 9 en Barcelona, entre ellas la de Rambla de Catalunya, 48. Confeccionan muchas de sus especialidades, desde preservativos, disfraces, aceites, libros de técnicas sexuales, cremas a estimulantes. «Rompimos tabús. Naturalizamos la sexualidad. Nuestras tiendas son la antítesis de una sex shop: acercan el sexo a cualquier persona. Hay luz, color, están abiertas a la calle y puede acceder cualquier persona», señala Gallardo. Incluso, hay madres que entran con sus hijos. El producto estrella de Sensualove son los cosméticos. «En especial el llamado Hot kiss (beso caliente), que proporciona calor». Según él, la clave es amplificar las sensaciones.

Los tangas rojos son en estas fiestas la prenda más vendida de la versallesca lencería Boudoir. En el aparador de la calle de Canuda 21 cuelga un letrero que anuncia talleres de estriptís. Sílvia Texidó, su propietaria, la define como un espacio pensado para que la mujer se sienta a gusto con su feminidad y con su cuerpo. Las clases las imparte la estriper norteamericana Lily, son para mujeres mayores de 18 años, cuestan 85 euros y duran tres horas. «Enseña el arte de insinuarse y quitarse sensualmente la ropa y cómo meterse en la piel de un personaje», desvela Texidó. Así, las alumnas inventan un nombre artístico para activar la fantasía. «Es un taller terapéutico, desinhibido y divertido». Los gimnasios Dir también programan cursos de estriptís en su vertiente más deportiva.

Margarita Bonita abrió sus puertas en la calle de Mallorca 277, en octubre para comercializar muebles de doble uso: el habitual y el lúdico. En apariencia nadie sospecha de su funcionalidad erótica del Tantra Sofá y The Movement Bed. «Se acoplan como un guante de seda al cuerpo y están pensados para practicar el sexo de forma más placentera», explica Gener Romeu.

La cama cuenta con un motor con freno de alta eficiencia y ultra silencioso y rodamientos auto alineables bajo el somier. «La mitad de los clientes hablan en inglés». Aunque los mejores compradores son hoteles, para los que están ultimando una habitación completa para juegos eróticos.

Los hoteles Me y Arts, entre otros, también contentan la demanda de experiencias sensuales. «Es dar un punto de sal. El paquete incluye cenas románticas, masajes, champán y fresas y salida a las 16.00 horas», informa Patricia Fernández, directora adjunta de ventas y márqueting del Me.