La memoria histórica de Barcelona

Nou Barris reclama que la plaza de Llucmajor se dedique a la República

HELENA LÓPEZ
BARCELONA

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la reciente luz verde a llamar Somorrostro al tramo de playa que une el Hospital del Mar y la calle de la Marina ha puesto de nuevo en pie de guerra a la Coordinadora d'Associacions de Veïns i Entitats de Nou Barris. El órgano, que reúne a las 13 asociaciones de vecinos del distrito y a las entidades más representativas de estos combativos barrios, lleva dos años pidiendo que la plaza de Llucmajor -uno de los enclaves más significativos- se rebautice como plaza de la República, ya que es conocida por la estatua dedicada a ese periodo histórico, creada por Josep Viladomat en 1902 y plantada en Nou Barris en 1990, tras años de destierro.

«Somos conscientes de que ha de ser ahora o nunca», dice Pep Ortiz, portavoz del colectivo, en referencia a la anunciada, por los sondeos, victoria nacionalista en las próximas elecciones municipales.

Los vecinos de Nou Barris han apoyado siempre la reivindicación del Somorrostro -abogan también por la indicación del resto de barrios de barracas, tarea todavía pendiente-, pero no entienden porque su petición para Llucmajor, que cuenta con el apoyo del pleno del distrito, lleva tanto tiempo encallada.

TRES OBJECIONES / La Ponencia del Nomenclátor, máxima autoridad sobre la denominación de las calles de la ciudad, por el momento, ha desestimado la propuesta. Alega tres, a sus ojos, importantes motivos. El primero es que es un nombre muy arraigado en Barcelona y un punto de referencia importante para el tráfico rodado, ya que se trata de una entrada a la ciudad por la Ronda de Dalt. El segundo motivo es el dineral que supondría cambiar el nombre de la parada de metro, conocida también como Llucmajor. Modificar la denominación de la estación significaría cambiar también la señalización de toda la red. El último

-argumento muy recurrente en la negación de este tipo de cambios-, son las molestias que provocaría a los vecinos y comerciantes de las 14 fincas que rodean la plaza (o rotonda, para ser más fieles a la realidad).

Ninguno convence ni a la coordinadora vecinal ni a la concejala del distrito, Carmen Andrés, que asegura que volverá a pedirlo formalmente. «No renunciamos a tener el nombre de la Segunda República en el distrito», apunta, pero matiza que la «primera opción» es que esa denominación sirva para la ahora plaza de Llucmajor, pero que si finalmente resulta inviable, se intentará hallar «otro lugar del distrito de relevancia similar».

A ojos de la coordinadora, se trata de un problema de falta de compromiso político. «Lo aprobaron en el pleno del distrito, y después no lo han defendido con suficientes ganas», opina Ortiz, quien asegura que se han puesto en contacto con los tres grupos políticos que ratificaron la propuesta en Nou Barris (PSC, ERC y ICV) para pedirles qué piensan hacer después de la primera negativa de la Ponencia del Nomenclátor.

ESTATUA CON HISTORIA / La figura que hoy domina la pequeña aunque céntrica plaza, se rescató el simbólico 14 de julio de 1990, tras pasar décadas olvidada. Después de ganar la guerra, Franco ordenó sustituir la bella estatua ubicada en el Cinc d'Oros, en el cruce Diagonal-paseo de Gràcia, por el actual monumento a la victoria, y la obra de Viladomat se perdió en los almacenes, hasta ser recuperada en Nou Barris, donde ha estado muchos más años que en su ubicación original. Los vecinos no quieren ni oír a hablar de la propuesta del Memorial Democràtic de devolver la figura a su lugar original.