El comercio en el centro de la ciudad

La Rambla del turrón

Producto estrella 8 El puesto de Turrons d'Agramunt, en la Rambla, ayer.

Producto estrella 8 El puesto de Turrons d'Agramunt, en la Rambla, ayer.

HELENA LÓPEZ / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Otrora, las familias bajaban a la Rambla cuando se acercaban las Navidades a ayudar a los Reyes Magos en la compra de algún que otro regalo de los que pían, babean o precisan de correa o jaula. La controvertida transformación de las pajarerías -incompleta y ahora en punto muerto-, ha hecho que este año, la visita prenavideña al céntrico paseo pueda tener otro objetivo: proveerse de turrones y otros dulces propios de tan señaladas fechas. Tres de los puestos ofrecen desde hace días el dulce navideño a autóctonos y curiosos foráneos. Y los hay de todos los precios: desde la tableta de seis euros -a modo de gastronómico suvenir-, hasta los dulces elaborados de forma tradicional, para paladares más exigentes y bolsillos más pudientes.

Coques de Barcelona fue la primera pajarería de la Rambla que se reconvirtió, el pasado 5 de julio.«Y, con los tiempos que corren, no nos podemos quejar de cómo está funcionando, que ya es mucho»,responde Santi Sánchez, pastelero y responsable del puesto, al ser preguntado sobre su rendimiento.«Creamos la marca Coques de Barcelona porque nos parecía muy triste que no hubiera un dulce que los visitantes de la ciudad relacionaran con ella, y que pudieran llevarse de recuerdo, como sucede en cualquier lugar»,explica Sánchez. Después de cuatro meses comerciando las cocas de inspiración gaudiniana, ahora suman a su oferta los turrones, una de sus especialidades.«No buscamos tanto sorprender, como ofrecer sabores muy nuestros. Que la gente los identifique. Nuestros turrones estrella son precisamente los de mantequilla y crema»,añade el pastelero, quien, además del puesto de la Rambla, regenta la pastelería Safont, en Lesseps.

Además de las barras artesanales -que elabora Sánchez con sus propias manos— la Rambla ofrece estos días muchas otras variedades de turrón. La Jijonenca -otra de las pajarerías reconvertidas- hace días que tiene sus estantes llenos de dulces navideños.«De momento, los que más están comprando son los turistas. Imagino que cuando se acerque más la Navidad, vendrá más gente de aquí»,señala la dependienta. Pocos metros más arriba, al otro lado del paseo, el paseante se encuentra con el puesto de Turrons d'Agramunt, donde, además de lo propio, hayneulesy otros dulces Navideños tradicionalmente mediterráneos, para deleite de los turistas, algunos, eso sí, todavía en manga corta, pese al frío que ya se empieza a notar.

La resistencia

Turrones a un lado, todavía quedan en la Rambla dos puestos que ofrecen a todo aquel que lo desee tortugas, pájaros y chinchillas. Si bien es cierto que ambas están en claro retroceso, en principio esa actividad -ilegal desde hace siete años—debía haber sido eliminada del paseo en octubre. Pero las prisas iniciales y la mala organización han permitido que los haya que persistan con la actividad, con el beneplácito municipal.«Hasta que se acabe de decir cuál es el modelo definitivo y se decida entonces cuántos puestos hay que amortizar, podrán seguir vendiendo»,apunta una voz municipal. Así, de momento, lo que está claro es que la actual reconversión no es en absoluto la definitiva, y que habrá puntos de venta que tendrán que desaparecer. Cuántos y cuáles, ya se verá. Mientras, los turrones se han abierto paso en el paseo, para hacer más dulce la espera.