Problema de salud pública en Sant Andreu

Trinitat Vella quiere que su cruzada contra la droga se extienda por BCN

HELENA LÓPEZ / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La espeluznante escena de un parque situado justo detrás de un colegio, una piscina y una guardería municipal sembrado de bolsas de jeringuillas y con el trasiego prácticamente constante de toxicómanos arriba y abajo no sorprende en absoluto a los vecinos de Trinitat Vella, más que acostumbrados a la situación, aunque no por ello resignados a aceptarla. «No estamos dispuestos a que nuestro barrio sea el supermercado de la droga de Barcelona», apunta Imma Morlesín, madre de la Coordinadora d'AMPES de Trinitat Vella. Precisamente para luchar contra eso, este grupo de madres creó, junto a otras entidades del barrio, la Coordinadora Antidroga, comisión que quieren extender a otros lugares de la ciudad con realidades similares. «La droga no es un problema de Trinitat Vella, sino de toda la sociedad», explica Luis Quero, activo miembro de la coordinadora, cuya intención es ponerse en contacto con barrios como el Raval, el Turó de la Peira y la Zona Franca, para organizar una acción conjunta en toda de ciudad.

Es sabido por todos que la barriada situada al final de la Via Barcino es el núcleo duro de la venta de heroína en Trinitat Vella. Tanto, que el propio distrito habilitó una «vía de servicios» entre la estación de metro y ese mercado de estupefacientes, para que los toxicómanos, en vez de dirigirse hacia allí pasando justo por delante de los citados equipamientos educativos y deportivos, lo hicieran por los terrenos de detrás, tocando a la ronda, donde se han instalado varios buzones para depositar las jeringuillas usadas, y al final de los cuales se instaló una máquina expendedora de agujas, que hace cosa de un mes un desconocido destrozó a golpes. Desde entonces, los drogadictos acuden al CAP del barrio a proveerse de jeringas, algo que tampoco gusta a los vecinos.

«Las farmacias se niegan a venderlas por las quejas de los clientes y el miedo, así que, sin el dispensador, que parece que tampoco agrada, el CAP es el único lugar en el que se pueden ofrecer», justifica la concejala del distrito, Gemma Mumbrú, quien niega que el repunte de la heroína en el barrio haya hecho aumentar el número de hurtos, algo que más de un vecino asustado comenta. Hayan aumentado o no objetivamente los tirones, lo indiscutible al pasear por las calles de Trinitat y hablar con los vecinos es que la sensación de inseguridad que estos experimentan sí lo ha hecho.

PROTESTAS SEMANALES / Nada conformes con aceptar que el barrio siga siendo eloutletde la droga en Barcelona -«dicen que es el sitio más barato; aquí viene mucha gente de fuera a comprar y a pincharse frente a nuestros hijos», lamenta preocupada Morlesín- la Coordinadora Antidroga organiza desde el pasado mes de julio manifestaciones todos los jueves «contra los traficantes y contra la droga». Y es que, para los vecinos de Trinitat, el problema no es solo convivir a diario con los traficantes, sino convivir con todo lo que rodea a su actividad ilegal, en cuanto a inseguridad, ruidos, suciedad y peligro para la salud pública.

Uno de los detonantes de la creciente movilización fue la muerte por sobredosis en plena calle de un toxicómano a escasos metros de la guardería. Entre enero y septiembre de esto año han muerto en Barcelona 37 personas por esa causa.

Según la coordinadora, las movilizaciones -que lejos de menguar, con los meses van ganando adeptos-, han dado sus primeros frutos. «La suma de esfuerzos entre las entidades, la Guardia Urbana, los Mossos d'Esquadra y el distrito han hecho que ya se haya acabado con dos de los puntos de venta fijos en esa zona del barrio; pero todavía queda mucho trabajo», prosigue Quero, quien asegura que no pararán de luchar hasta que Trinitat Vella sea el primer barrio de la ciudad «libre de drogas». Los Mossos elevan la cifra de puntos de venta cerrados a cuatro.

Por oto lado, y en paralelo, en septiembre, la Comisión de Control de Dispositivos de Videovigilancia autorizó instalar dos cámaras en la Via Barcino y en Pare Pérez del Pulgar, la «zona cero» del tráfico en el barrio, como la denominan los vecinos; y, tanto el distrito como el vecindario esperan que su instalación ayude a reducir el problema.