Espacio en decadencia en el sur del Eixample

BCN inicia en 15 días un lavado de cara del lugar

Se invertirán 30.000 euros en cambiar las baldosas rotas y en renovar el pavimento

H. L.
BARCELONA

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Como el ayuntamiento viene repitiendo desde que el mundo es mundo, la reforma integral de la hoy decadente plaza de Urquinaona no está previsto iniciarla hasta que terminen los trabajos del intercambiador del metro y de la cola de maniobras de los Ferrocarrils de la Generalitat, algo que el consistorio desea que suceda en un plazo de dos años, pero que todo indica que va para largo, ya que para la primera obra todavía no hay proyecto, y la segunda aún no ha sido licitada. Mientras tanto, y tras múltiples denuncias de los vecinos, el distrito del Eixample está ultimando un plan de mantenimiento de la zona, para «tapar agujeros», según palabras del propio concejal del distrito, Ramon Nicolau.

Según fuentes municipales, estos trabajos de adecentamiento de esta agrietada entrada a Ciutat Vella empezarán «en 10 o 15 días», y finalizarán después de las Navidades. La ejecución del necesario plan, que ha empezado en su fase preliminar

-los técnicos ya han hecho la primera inspección ocular para comprobar lo evidente, y ya hay alguna que otra baldosa rota marcada-, se dividirá en dos etapas. En la primera, que empezará en dos semanas, se extraerán las numerosas baldosas dañadas, que serán sustituidas por nuevas, y se repondrán las ausentes.

La segunda etapa se aplazará hasta después de las fiestas para causar los mínimos perjuicios posibles a los comerciantes de la zona, y consistirá en renovar el suelo de las partes de la plaza -no de la calzada- que están pavimentadas. Esta parte del foro es una de las más deterioradas, ya que las raíces de los enormes plátanos han levantado gran parte del dañado asfalto, salpicado por cientos de chicles, además de colillas, hojas y suciedad de todo tipo.

REFORMA A MEDIO PLAZO / Este austero plan de mantenimiento, en el que, según el distrito, se invertirán 30.000 euros, se ejecuta con la perspectiva -o más bien el deseo- de poder realizar una remodelación completa de la plaza en un «periodo medio de tiempo», calendario hipotecado a unas obras de una magnitud considerable, y que no dependen del ayuntamiento. La intención del actual equipo de gobierno es organizar un ambicioso proceso participativo para que la ciudadanía decida cómo debe ser la nueva plaza.