Entrevista con el dibujante y fotógrafo

Nazario: "Es Messi quien tendría que salir de la catedral en un 'Barçamóvil'"

CRISTINA SAVALL / Barcelona

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Nazario Luque Vera (Castilleja del Campo, Sevilla, 1944) no podía faltar en el esperado documental de Morrosko Vila-San-Juan Barcelona era una fiesta (underground, 1970-1980), que hoy inaugura el festival In-Edit. Rey del cómic canalla, francotirador de la fotografía callejera y artista de los que se crecen nadando contracorriente, Nazario escribe el guión de una película sobre él mismo, muestra sus útimos experimentos creativos en Can Domènech (Museu d'Art de Cerdanyola) y en diciembre saldrá a la luz el libro íntimo que le dedica Javier Mariscal.

-¿Qué añora de los años 70?

--Todos lo amigos que he perdido. Es lo único, que es bastante.

--La Pedrera se rinde a la obra de Mariscal, Caixafòrum a Miquel Barceló, la Virreina dedicó sendas retrospectivas a usted y a Ocaña. ¿Qué tuvo de especial esa década en la que emergieron los artistas underground?

--Al morir Franco hubo un vacío de poder. Todo el mundo salió a la calle con lo que tenía guardado. Pasamos de un extremo a otro: de ver secuestrados nuestros tebeos a publicar lo que quisiéramos. De venderlos de escondidas por el Café de la Opera, el London, la Rambla y el Hotel Colón a verlos en los escaparates. Se abrieron revistas y bares que siguen siendo de culto, como Magic, donde Almodóvar proyectó sus primeros cortos, y Zeleste, que era más pijo.

-Entonces eran marginales, pero hoy son venerados.

-Ser marginales era la única manera de destacar. Mis primeras obras se publicaron en Francia, y las tuve que distribuir clandestinamente con pegatinas en castellano aquí. Hoy somos reconocidos, pero en esa época Barceló rellenaba cajitas con carne podrida, y nadie daba dos duros por él. No todo el mundo es un Nobel, pero nadie lo es con 20 años.

-La Rambla era una fiesta.

-No como hoy que da pena con ese alud de estatuas y de turistas. La Rambla únicamente la atravieso para ir a comprar a la Boqueria, donde siempre evito el pasillo central, que es otra especie de parque temático.

-¿Se imaginaba en los años 70 que en el 2010 el Papa circularía por Barcelona en su Papamóvil?

--El horror es que la Generalitat, el ayuntamiento y el Gobierno le den el trato que le están dando. Es Messi quien debería salir de la catedral bendiciendo desde un Barçamóvil. ¡Si al menos el Papa se disfrazara de flamenca ante la Sagrada Família! Con un poco de suerte igual con tantas grúas y cámaras se cargan la fachada de Subirachs. ¡Es espantosa!

-¿Qué contempla desde su balcón?

-Soy voyeur. Durante diez años he filmado y fotografiado la plaza Reial. El centro de Barcelona se ha convertido en Lloretlandia. Los hooligans cantan Asturias, patria querida en irlandés. Pero nada supera a las despedidas de soltera. ¡Las odio! Y de toda esta antroplogía ciudadana va mi exposición en Can Domènec.

-¿Ya está terminado el libro sobre usted que firma Mariscal?

-Saldrá a la venta en Navidad. Se titula Nazario íntimo. Es mi obra vista por los ojos de Mariscal. Hay escritos míos, cómics y pinturas. Ahora preparo un documental sobre mí.