Las obras de la alta velocidad

Hereu y Blanco paladean la firmeza del túnel junto a la Sagrada Família

Blanco indica con la mano el éxito de la obra junto al alcalde Hereu.

Blanco indica con la mano el éxito de la obra junto al alcalde Hereu.

XABIER BARRENA / RAMON COMORERA / Barcelona

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día de sonrisas de oreja a oreja en el túnel del AVE por debajo de la calle de Mallorca. El alcalde Jordi Hereu, arropado por el ministro de Fomento y, desde hoy, de Vivienda, José Blanco, se paseó orgulloso a 34 metros bajo el nivel del suelo y a solo cuatro de distancia de la vertical de los cimientos de la Sagrada Família. El motivo de tanta celebración fue el paso, hace ya una semana, de la tuneladora por el punto más delicado de toda la obra, el más cercano al templo. Hereu y Blanco paladearon con fruición el momento y, después, rindieron cuentas a los «descreídos», a los que usaron el espantajo del miedo a un posible daño estructural a la futura basílica. Blanco, además, y para más inri, lo hizo citando nada menos que a Antoni Gaudí.

«Los seres humanos pueden dividirse entre los hombres de palabras y los de acción. Unos hablan, los otros actúan. Yo estoy entre los segundos. Mis horas las dedico a mi trabajo», parafraseó así el ministro al arquitecto modernista a quien llamó «creador catalán». Unas palabras que antecedieron a los elogios a la «determinación» del alcalde al tomar una «decisión difícil» como fue la de seguir apoyando lo ya firmado por las tres administraciones, Estado, Generalitat y ayuntamiento (en manos del PP, CiU y PSC) en el 2002 y no apearse como sí hicieron los partidos de las otras dos. «No se cumplieron los peores augurios» sentenció triunfante Blanco y la Sagrada Família «se halla en perfecto estado de revista para la visita del Papa del próximo 7 de noviembre».

CUESTIÓN DE CONFIANZA / Hereu no le fue a la zaga. «Era muy sencillo, solo había que creer en Barcelona, en Catalunya, en que el Estado podía hacer una obra de este tipo sin problemas. Era cuestión de confiar en las empresas y en sus técnicos», y no lo hicieron, vino a decir el alcalde.

Para Hereu la de ayer no fue una visita más, sino «un aviso a aquellos que pretendan» en un futuro detener el avance de Barcelona «agitando el miedo». Y concluyó afirmando que no entendía cómo había habido gente que hubiera tratado de «enfrentar lo irracional con lo racional, la confianza con el miedo». Máxime cuando a la razón técnica se le sumaban tres poderosos motivos para sacar adelante la galería: la conexión del corazón de Barcelona con el de Europa, la mejora del servicio de Rodalies al trasladar los trenes regionales al nuevo tercer túnel ferroviario de la ciudad y, por supuesto, el desarrollo urbano venidero en el área de la Sagrera y Sant Andreu.

El ministro insistió con solemnidad en que la máquina ha superado la zona de carga del templo «sin ningún tipo de incidencia» y aludió al movimiento de un milímetro registrado en el terreno en la fachada de la Glòria, una cifra ya publicada. Situó este dato por debajo de todos los estudios realizados y afirmó que carece de significación. En un comunicado posterior de Adif, responsable de la obra, se añadió otra información relevante: tampoco ha habido variaciones del nivel freático (agua subterránea) «atribuibles» a la construcción de la pantalla de protección de la Sagrada Família o al propio túnel.

La tuneladora había llegado ayer al cruce de Mallorca-Sicília y tenía ya la manzana del templo a 145 metros a sus espaldas, como recordó el presidente de Adif, Antonio González al ministro.

EJECUCIÓN AFINADA / Entre las decenas de políticos y técnicos que recorrieron el flamante túnel, con suelo de madera para la ocasión y una intensa iluminación, estaba Luis del Rivero, presidente de Sacyr, adjudicataria de la obra. La afinada ejecución hasta ahora de la galería, reconocida incluso por la Sagrada Família y la Unesco, recordó a más de un asistente que Fomento recurrió a esta empresa en los aciagos días de los socavones de Bellvitge en el 2007. Sacyr debió superar el fiasco de las obras que entonces efectuaba la constructora OHL del exministro Villar Mir.

Altos responsables técnicos que en los últimos años han afrontado difíciles reuniones informativas con entidades y ciudadanos vecinos temerosos y desconfiados por el impacto del túnel, recordaron ayer en tono amargo «la desinformación y el catastrofismo» propagado en este tiempo por «personas que ahora se diluyen en el tiempo». Sus palabras resonaban en la coraza de aspecto inexpugnable que formaban ayer los anillos de dovelas de la pared del túnel.