19ª edición del desfile aéreo de la capital catalana

Barcelona cierra la Festa al Cel con presencia masiva en la playa

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

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La Festa al Cel del 2010 será recordada por varias razones. La primera y más importante es que la decisión de repartir el festival en dos jornadas es una buena idea siempre y cuando el mensaje llegue a la ciudadanía, acostumbrada a que el día de los aviones sea el siguiente domingo después de la Mercè. La segunda, que una organización impecable, con la salvedad de una megafonía raquítica y un número insuficiente de pantallas gigantes, da como resultado un espectáculo digno de las mejores exhibiciones aéreas del resto de Europa. Y la tercera, que sin el gancho de la Red Bull Air Race, elshowse vale por sí mismo para ganarse el favor y los «olés» del público.

El ayuntamiento, en un alarde de optimismo, aseguró ayer que medio millón de personas siguieron la Festa al Cel. Da la sensación, a tenor del grueso de gente que se vio en las playas desde los espigones, que esa cifra debe incluir a los que oyeron el F-18 desde algún punto de la ciudad. Sí es cierto que el litoral presentaba muy buena entrada el domingo mientras que el sábado eran quizás la mitad los que bajaron a Nova Icària, Bogatell y Mar Bella; pero de ahí a hablar de 500.000 personas entre los dos días parece una apreciación, cuanto menos, muy aventurada.

POSICIONES VARIADAS / Un F-16 holandés se encargó de abrir el paseíllo. La gente tomaba asiento en las toallas, en el paseo marítimo, en las áreas de hierba junto a la Ronda Litoral o en los chiringuitos de la zona. También se posicionaban una veintena delateros,que emulaban las piruetas del aire cuando de esquivar a la policía se trataba. Lo más aplaudido de la jornada fue la exhibición de la Patrulla Águila, siete reactores españoles que dibujaron banderas españolas y catalanas por doquier después de que la Patrouille de France humeara los cielos con los colores característicos del país vecino.

Daniel V. González, coordinador de la Festa al Cel, defendía que la convocatoria de dos días -inédita hasta esta 19ª edición si dejamos a un lado la Red Bull del 2009- permite «descongestionar las playas y reduce el riesgo de que el festival tenga que anularse por mal tiempo si se reduce a una jornada». La mayoría de exhibiciones europeas de alto nivel avalan la opinión del cerebro del desfile barcelonés, que aseguraba que el sábado sirvió como «calentamiento» para el espectáculo de ayer. Según la Guardia Urbana, la Festa al Cel tuvo 100.000 seguidores el sábado y 400.000, el domingo.

La conexión emocional entre los aviones y el público se palpó, sobre todo, en la relación entre padres e hijos. No es que las madres no vibraran con las piruetas de dibujos animados, pero la conexión entre el maduro que quiso ser piloto y el hijo que aún puede serlo era impagable. «Esto es un patrimonio de toda la ciudad, pero no debemos olvidar que Barcelona fue un puntal de la aeronáutica», apuntaba González.

ALCALDES EN LA ONDA / La historia de la Festa al Cel no se entiende sin hablar antes con Pepe Ruvira, piloto de 78 años y alma del festival durante 17 ediciones. Ayer recordaba el momento de acudir al despacho de Pasqual Maragall, hace ahora 20 años, para venderle la idea. «Bueno, ya sabes como es, nunca sabes si te está diciendo que sí o que no», explicaba mientras veía pasar un Airbus 320. Con la llegada de Clos, amante de la aviación y también piloto, la cosa fue sobre ruedas. Luego fue el turno de Jordi Hereu, y parece que el nuevo alcalde «cogió muy bien la onda».

También presenció el desfile el jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general del Aire José Julio Rodríguez. «Lo importante es que esto sea una fiesta con las fuerzas armadas y la sociedad civil, que la gente se dé cuenta de que estamos al más alto nivel y que estamos aquí para trabajar para la sociedad», resumía.