OLIVIA, 35 AÑOS, PINTORA

"Me apunté al gimnasio para poder ducharme"

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Olivia, una joven pintora de 35 años, vivió dos años en el conflictivo número 55 de la calle de la Cera donde debía soportar gritos, peleas y gente borracha a cualquier hora. «Dormir era muy difícil y, sobre todo, me daba un poco de asco compartir el baño con 20 personas. Yo era la única que limpiaba y me encontraba de todo en el lavabo. Vómitos y todo tipo de cosas que no quiero recordar», explica Olivia, que ahora se ha mudado a otro infrapiso de la finca vecina, la número 53, donde dice vivir de maravilla en sus 22 metros cuadrados. «Antes vivía en 15 metros y ahora tengo mucho más espacio y me gustaría quedarme aquí muchos años», comenta esta mujer que paga algo más de 200 euros al mes.

Como muchos otros jóvenes artistas inquilinos, Olivia ha transformado con materiales reciclados y mucha imaginación su piso para tener un zulo limpio y digno. Desde que se mudó, ya no teme por las picaduras de las pulgas que abundaban en la finca 55 y que le infectaron una herida en la pierna.

Olivia prepara la comida en una pequeña cocina y se suele bañar en su gimnasio. «Me apunté para poder ducharme cada día», cuenta. «En verano también suelo ir a la playa para usar las duchas públicas», agrega.

En su antigua finca, ella era la única que pagaba el recibo de la luz. El resto de inquilinos la robaban de la escalera o de otros edificios, según cuenta. «Mis vecinos me dijeron que me hacían la conexión, pero prefería seguir pagando», concluye.