PRIMER DÍA DE LAS FIESTAS DE GRÀCIA
Decoradores sin relevo
En agosto, a las fiestas de Gràcia no le faltan colaboradores. Cuando las calles empiezan a sacar las mesas y decorados a la calle, los vecinos acuden en masa para ayudar a montar la instalación eléctrica o colgar los adornos. Pero en el trabajo tras bastidores, ese que se comienza a partir de enero, casi nadie aparece. El motor del trabajo ingrato, el que se lleva a cabo en primavera e invierno, está conformado por grupos de tres o cinco personas en la mayoría de las calles. Sin ese pilar, las fiestas como se conocen hoy día peligran.
«Es difícil implicar a los jóvenes porque ellos estudian, trabajan, van de fiesta. Somos nosotros, los mayores, los que sacamos esto adelante», explica Manolita Domínguez, de la calle de Providència, donde ha montado decorados los últimos 20 años.«Es un problema latente. Hay muchas calles que dependen de una sola persona y si él o ella no puede seguir, tal vez termine la fiesta allí»,dice Ricard Estruch, presidente de la calle de Joan Blanques y de la Fundación de la Fiesta Mayor.
El pesimismo sobre la continuidad de la fiesta se ha extendido incluso por las calles con mayor participación.«No soy muy optimista en este tema. Las fiestas se han convertido en una celebración masiva y, si no logramos una generación de relevo sólida, podrían perderse y convertirse en cualquier cosa»,dice Sergi Font, presidente de la calle de Verdi, que confió a una arquitecta mexicana la decoración de este año.
De todos los barrios
Conscientes de las dificultades para incorporar nuevas manos trabajadoras, algunas calles han comenzado a importar talento y mano de obra. En Progrés han optado por llamar a jóvenes de otros barrios e incluso de otros municipios.«Mientras en la mayoría de las calles falta juventud, en esta sobra. Los chicos de aquí han traído a gente de Les Corts, Sabadell, Cornellà»,dice Emili José Manero, presidente de esa comisión. Muy cerca, en la calle de la Llibertat, las veteranas decoradoras han incorporado este año a un grupo de diez niños, casi todos inmigrantes, para pintar y montar los adornos.«Tenemos algunos de Argentina, uno de Paquistán, varios de la India. Todos tienen ilusión porque es algo que nunca han visto de cerca»,dide una de las decoradoras.
La admiración que algunos inmigrantes sienten por la fiesta puede superar en algunos casos a la de los propios autóctonos, que en ocasiones se van del barrio esta semana para huir de los ruidos. Es el caso de Leonor Castro, encargada de La Casa Portuguesa, el único negocio cuya decoración no pasa desapercibida.«Me encanta esta tradición y quise participar. Pedí permiso a los vecinos para colgar las pancartas que les tapan las ventanas. Todos dijeron que sí»,explica.
El sur sorprende
Ayer, salvo alguna excepción, las calles habían concluido sus decoraciones. Una vez desvelados los resultados finales, las calles de la zona sur se perfilan como las favoritas. Tordera, con un mercado con acabados impecables; laBola de Dragónde Progrés, y las cuatro estaciones de Fraternitat de Baix sorprendieron a los visitantes.
Junto a ellas, también son aspirantes Bruniquer, con una simpática decoración de personajes de cómic comoSpiderman; Joan Blanques, con una composición colorida, y Verdi, con un trabajo muy elaborado, pero menos impactante que el de otros años.
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