FIESTAS DE GRÀCIA

El año surrealista

D. P.
BARCELONA

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Buena parte de las 17 calles que este año compiten en el concurso de decorados han tirado la toalla de la racionalidad. Ya están cansados de hacer siempre lo mismo: mares, desiertos, escenarios tropicales. Esta vez han decidido dar rienda suelta a la imaginación y ayer corrían a última hora para intentar dar forma a aquellos sueños abstractos y surreales que los embargan los últimos meses. Con buena parte de los decorados todavía por completar, las ganadoras de siempre vuelven a partir como favoritas para esta edición.

La calle de Verdi, que el año pasado se impuso con un castillo medieval y hace dos años dejó boquiabiertos a locales y visitantes con un montaje faraónico de la Ruta 66, prepara este año un escenario menos espectacular. «Montamos un bosque surrealista. Los troncos son cajas de madera que dan la idea de que el producto que extraemos de la naturaleza debe volver a ella», explica Mariaella Carrera, una arquitecta mexicana que desarrolló, junto con su marido Ricardo Prados, la idea de este año.

Pero el decorado, casi perfecto como siempre, este año tiene un pequeño detalle.«El papel de las hojas se arrugó y no ha cubierto por completo el techo», añade preocupada.

Joan Blanques de Dalt, tercero el año pasado, repite unas cuidadas decoraciones, pero que no representan nada en concreto.«Es algo colorido, bonito, con muchos paraguas, pero que no tiene significación»,explica Ricard Estruch, presidente de la calle y de la Fundació.

La plaza de la Rovira expone un «jardín onírico», Berga ha optado por un oasis, Providencia por «un montaje colorido» y Fraternitat de Baix por un vistoso escenario de las cuatro estaciones.

Superhéroes y robots

La plaza de Vila ha desplegado un montaje de terror; Bruniquer, un simpático escenario con personajes de cómic como Spiderman; la placeta de Sant Miquel ha montado figuras de Lego; Mozart simula el aterrizaje de naves alienígenas, y Progrés ha hecho un homenaje al dibujo animadoBola de Dragón,que también puede ser aspirante a los primeros premios. «Incorporamos una fuente real», presume su presidente .

La calle de Llibertat luce robots; La Perla recrea un cabaret: Puigmartí se viste de Navidad, y Fraternitat de Dalt de modernismo, mientras Joan Blanques de Baix resucita a los dinosaurios. Tal vez el más racional ha sido Tordera, segundo el año pasado, que se disfraza de mercado. Otro serio competidor.