encuentro lúdico reivindicativo en la capital catalana

Miles de personas se unen a la proclama festiva del orgullo gay

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / Barcelona

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Seguro que el psiquiatra Joaquín Muñoz, ese sujeto que predica la curación de la homosexualidad, evitó pasear ayer por la calle de Sepúlveda. En esta vía del Eixample se celebraba el desfile de clausura del Barcelona Pride 2010, una fiesta que reunió a 12.000 gais, lesbianas, transexuales, bisexuales y heterosexuales bajo la alegre bandera multicolor de la libertad y el respeto.

La procesión empezó a las seis de la tarde. En la cabecera se colocaron las autoridades y las carrozas de algunos partidos políticos. En ambiente y ritmo goleó el camión descubierto de ICV-EUiA, pero hay que valorar el esfuerzo de las juventudes socialistas, del colectivo gay de ERC y de los convergais, como se denominan a sí mismo los miembros homosexuales de CDC. Raúl Romeva, el hiperactivo eurodiputado de ICV, recordó que hay mucha gente en el mundo que no puede celebrar este día y condenó que todavía haya países en los que ser gay es un delito. Romeva hizo una mención especial a los transexuales, un colectivo, dijo, que sufre «una gran persecución».

Rodolfo Araneda, presidente de una asociación de gais y lesbianas inmigrantes, comentaba mientras avanzaba con su pancarta que la integración de su colectivo es «doblemente complicada» por su condición de extranjero y gay. Definió Barcelona como una ciudad que respeta las diferencias pero alertó de que todavía se producen agresiones a personas inmigrantes por su condición sexual. «Lo tenemos realmente muy difícil, pero si es cierto que la cosa va a mejor», resumió.

Pasadas las carrozas institucionales, empezó el desfile más alocado, con camiones cargados de chicos esculpidos por horas de gimnasio, grupos musicales de percusión que bordaban la samba y un camión gigantesco del grupo Matinée que hizo retumbar los cristales de las manzanas de Cerdà. Entre todo ese jaleo, Conxita Borrell, de la Associación de Padres y Madres de Gais y Lesbianas, contaba con emoción la historia de su hijo, de cómo salió del armario con 19 años y de cuánto les costó adaptarse a la nueva situación. «La familia tiene que hacer un trabajo enorme porque es el primer y más importante apoyo que van a necesitar en esos momentos en los que están un poco perdidos», comentaba.

UNA LUCHA PERENNE / Ya en la plaza de Espanya, Ricard Gomà, concejal de Acción Social y Ciudadanía, aseguraba que la lucha por la igualdad de derechos «no tiene fecha de caducidad» y que el ambiente festivo «no debe hacer olvidar la dimensión reivindicativa de este acto». «Ser gay, lesbiana, transexual o bisexual es un derecho reconocido, pero en ocasiones todavía no está garantizado de manera efectiva», alertó.

Un profesor universitario de Sociología explicaba que desfiles como el de ayer son necesarios porque la visibilidad de los gais «anima a todos aquellos jóvenes que quieren salir del armario y no se atreven». Los que vayan saliendo, están convocados para el año que viene.