PROBLEMAS EN UN SISTEMA DE TRANSPORTE PÚBLICO

El Bicing se queda corto en zonas elevadas y se colapsa en el centro

Una usuaria, junto a una única bicicleta, inservible, en la calle de Cano, en Gràcia.

Una usuaria, junto a una única bicicleta, inservible, en la calle de Cano, en Gràcia.

DAVID PLACER
BARCELONA

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La pendiente natural de Barcelona se ha convertido en un obstáculo difícil de remontar para los usuarios del Bicing que quieren encontrar y usar las bicicletas en las zonas altas de la ciudad. En los barrios cercanos a la montaña, donde se han instalado las últimas semanas nuevas estaciones, es habitual no encontrar unidades. Lograr una disponible y sin averías es la excepción. El uso masivo del servicio, sin una eficiente redistribución de las unidades, también ha colapsado la entrega de bicicletas en Ciutat Vella, en especial en las paradas cercanas a las zonas de playa y de ocio nocturno.

La mayoría de los viajeros que viven en lugares con pendiente utilizan este servicio de bajada, pero optan por otros sistemas de transporte de subida. El servicio de distribución de bicicletas, que se hace con pequeñas furgonetas por toda la ciudad, no da abasto para paliar la descompensación que también llena de unidades las paradas de plaza de Catalunya y de las sedes universitarias los días laborables.

En la web del Bicing, donde se puede consultar el número de bicicletas disponibles en cada parada, constaban ayer 359 estaciones operativas, de las cuales al menos 85 (un 25% del total) no tenían bicicletas a las 11.15 horas. De ellas, 22 estaban ubicadas en el Eixample (en especial en la parte alta), 13 en Les Corts, 11 en Gràcia, 11 en Sant Andreu, 7 en Horta y el resto en otros barrios.

VIAJE INCIERTO Las noches y los fines de semanas también surge el fenómeno contrario en la parte baja. Quienes se desplazan a las paradas de Liceu, Raval, y Barceloneta no pueden aparcar la bici porque todos los anclajes están ocupados. El domingo pasado a las 23.00 horas, ocho estaciones estaban completas y no podían recibir más unidades, según la página web del servicio. El inconveniente hace que muchos usuarios tengan que deshacer el camino recorrido para buscar otras estaciones e incluso deben pagar una penalización de 30 céntimos por no devolver la unidad antes de los 30 minutos permitidos por trayecto.

Los usuarios del servicio saben que el número real de paradas sin bicicletas suele ser mucho mayor, porque a veces las que están ancladas constan como operativas pero están averiadas. "Cada día salgo a las 20.30 horas del trabajo y acudo a la parada de Bicing 88, en la calle de Muntaner. De seis días a la semana, consigo bici como mucho un día. Para subir, nunca tengo problema, pero para bajar es imposible. El sistema de distribución no funciona", opina Ricardo Bugs, de 29 años.

"No es fiable y por eso nunca lo uso cuando tengo prisa. Dejar un fin de semana la bicicleta en el Palau de la Música o en el Raval es casi imposible. Aún así, me parece que el Bicing es una excelente idea, pero tiene que ser mejorada", sostiene Adrià Monés, de 28 años.

Los responsables del servicio explican que el Bicing es ideal para utilizar como complemento de otros transportes públicos, pero no puede sustituir a los sistemas masivos de movilidad. "No entiendo para qué abren más paradas si no pueden garantizar bici. Han quitado cinco plazas de aparcamiento para instalar esta estación que nunca tiene", dice Juan Manuel Ibarra, vecino de la calle de Cardener, en Gràcia.

El servicio llegará los próximos días a las 400 paradas operativas, lo que supondrá el fin de las ampliaciones previstas. Los responsables se han comprometido a analizar los flujos de tráfico e intentarán coordinar una mejor distribución.