LOS PROBLEMAS DE CONVIVENCIA

Huéspedes molestos

ROSA MARI SANZ
BARCELONA

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El gran éxito turístico que vive la ciudad va en paralelo al aumento de los problemas de convivencia por algunos visitantes incívicos. Porque una de las modalidades para pernoctar más en boga es la de los apartamentos turísticos, que generan unos suculentos beneficios a sus propietarios, pero también graves molestias a muchos vecinos. Uno de estos, Francesc Deó, lleva seis meses denunciando el incordio que le supone vivir en una finca con 12 de estos apartamentos, unas quejas que han tenido nula respuesta administrativa por la falta de regulación del sector, una reiterada petición del Ayuntamiento de Barcelona.

La situación de este vecino del número 366 de la calle de València podría cambiar a partir de este verano, aunque antes debe de aprobarse el nuevo decreto que defina el futuro marco jurídico del sector, un texto que prepara la Generalitat para intentar poner fin a estos perjuicios, y a partir del cual los municipios podrán vetar las actividades que generen problemas. Pero mientras llega ese momento, Deó ha presentado un requerimiento a los administradores de la finca, en la que vive de alquiler desde 1984, para que cese su actividad.

Este vecino es uno de los tres inquilinos que quedan en una finca modernista cuyos dueños han ido reconvirtiendo los pisos a medida que expiraban los contratos de alquiler, y cuyas estancias oscilan entre los 71 y los 300 euros por noche. Los apartamentos se anuncian en la página apt.negre.us, donde no hay ninguna referencia de la empresa comercializadora en el Registro General de Empresas y Actividades Turísticas, un requisito que exige la Generalitat desde 1998. Y el reclamo que ofrece la publicidad de estos pisos es, precisamente, el principal incordio para Deó: el terrado, con vistas a la Sagrada Família, donde se han instalado tres mesas y más de una docena de sillas para disfrute de los turistas. Él vive justo debajo.

"Muchas noches es imposible dormir porque se quedan hasta las cuatro de madrugada bebiendo y haciendo follón. Por no hablar de las grietas que están saliendo en mi casa porque también utilizan el terrado para hacer footing", explicó ayer. Este vecino, como otras víctimas de pisos turísticos, denuncia también que el inmueble no disponga de una persona durante las 24 horas para atender quejas.

La protesta de Deó se suma a otras de vecinos de zonas donde abundan estos apartamentos, como el Gòtic, el Born y la Barceloneta. En el número 13 de la Via Laietana, por ejemplo, la comunidad ha interpuesto la primera demanda civil por las molestias generadas en la finca, donde 11 de los 24 pisos son turísticos. Unos agravios que según la asociación de apartamentos turísticos de Barcelona Apartur, que agrupa a 83 empresas, está dañando la imagen del sector. Por eso, también pide que se cierren los que causen problemas de convivencia.