ZOCO JUNTO A COLÓN

200 mantas enquistadas

Imagen aérea del mercadillo de manteros instalado en el Port Vell de Barcelona.

Imagen aérea del mercadillo de manteros instalado en el Port Vell de Barcelona. / periodico

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Se levanta viento y se arremolinan las camisetas del Barça. Unas tiras de cinta adhesiva en el suelo y la mercancía vuelve a lucir. Los bolsos, las zapatillas deportivas, las gorras o los pañuelos están colocados con mimo, con visión comercial, con lo llamativo delante, y lo menos cantón, detrás. Las chapas, los parches, los llaveros, los imanes, la bisutería. El trato con el cliente es cercano, dicharachero. Regatea el que se atreve. "¿Un palo selfie, señor?". Serán cerca de una veintena los que venden el bastón de moda. Fuman, charlan entre ellos, también con los chicos de los trixies, las bicis que hacen de taxi. Los turistas pasean, corretean entre las mantas, que en realidad son sábanas. Escogen, prueban, hacen fotos, ajenos a lo que significa, ajenos a la carga política, policial y social que arrastra el zoco. Lo del Port Vell ya no es un inocente puñado de manteros. Con el tiempo se ha convertido en un mercado al raso con cerca de 200 puestos. Y cada día que pasa, más y mejor organizado.

Se hace casi imposible cruzar hacia el Port Olímpic por el Portal de la Pau. Tampoco es fácil echar mano de las bicicletas del Bicing de la zona porque queda parapetado por el comercio callejero. Son unos 300 metros de venta ambulante, lineal al principio, delante del muelle de Bosch i Alsina, serpenteante al final, frente a las golondrinas que pasean forasteros por el Mediterráneo, junto a las antiguas oficinas del puerto de Barcelona. A unos 50 metros, una pareja de agentes de la policía portuaria observan la escena desde su coche. No entienden nada. Y tampoco saben nada.

SIGUIENDO ÓRDENES

"No tenemos ni idea de cómo va a terminar esto. A nosotros nos han dicho que no hagamos nada, que no actuemos". ¿Pero están en dominios portuarios o en terreno municipal? "Se han instalado un poco en el limbo, pero lo que está claro es que antes la Guardia Urbana actuaba y ahora ha dejado de hacerlo". Esto, que la policía local de la ciudad se tenga que encargar de los manteros del litoral, es algo que el actual consistorio no tiene tan claro. Un portavoz del ayuntamiento repite el 'karma' con el que Ada Colau suele responder a las preguntas sobre este fenómeno: "El tema no se va a solucionar por la vía policial". Y añade: "Hace falta un convenio específico que vaya más allá del marco genérico por el que hasta ahora se regían las relaciones entre ciudad y puerto, y en ese pacto deben incluirse otros cuerpos de seguridad". Esta voz municipal señala que la Policía Nacional, además de los Mossos, tiene sus propias competencias en el tema, pero en los tiempos que corren no se atisba en el horizonte un apretón de manos entre el 'conseller' de Interior, Jordi Jané, y su homólogo a nivel español, Jorge Fernández Díaz. Por parte de los Mossos, un portavoz señala que a día de hoy se actúa si hay "un problema de orden público", y avanza que la policía catalana está "a requerimiento del puerto" para una posible colaboración que podría asemejarse a las patrullas mixtas con la Urbana.

Así las cosas, mientras las administraciones deshojan la margarita en una tensa negociación, el mercado de manteros se enquista, se estabiliza, se enroca en el Port Vell. Se pone cómodo, en definitiva. Hay suelos en los que incluso los comerciantes sin papeles han marcado los límites de su tienda con cinta aislante. Algunos pasan la noche en el lugar para no perder el sitio. Como buen mercado, lo importante es que te vean. Vender.