Desarrollo del norte de la capital catalana

El barrio que rodeará a La Sagrera tendrá los edificios más ecológicos

Estación del AVE en obras, en abril, en torno a la que se realizará el plan urbanístico, entre la calle de La Sagrera (diagonal de la izquierda) y las vías.

Estación del AVE en obras, en abril, en torno a la que se realizará el plan urbanístico, entre la calle de La Sagrera (diagonal de la izquierda) y las vías.

RAMON COMORERA
BARCELONA

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La estación de La Sagrera ejercerá de locomotora en el desarrollo del norte del Barcelonès. Es lo que se espera del macroproyecto y lo que prevén las administraciones asociadas que lo impulsan. En pleno diluvio de paralización de infraestructuras de todo tipo, las obras siguen vivas hasta ahora y continúan avanzando. Y los planes de urbanización y edificación del entorno para el día después de la terminal y para poder acabar de pagar sus mismas obras, también. Esta planificación, que es un proceso de años, ha dado un paso relevante con la aprobación inicial por el ayuntamiento del sector Entorn Sagrera. Es el segundo plan por su magnitud, tras el de Prim, de los ocho pendientes de ejecutar, y supera en metros cuadrados de techo (271.000) a la mismísima Vila Olímpica (240.000). El barrio diseñado tendrá los edificios más ecológicos, con la certificación de la máxima eficiencia energética gracias a las redes de servicios comunes del tipo 22@ que recorrerán las entrañas de sus calles.

Este proyecto cubre un área urbana de un kilómetro de largo y hasta 200 metros de ancho. Es una superficie de 150.000 metros cuadrados (unas 15 manzanas del Eixample), a la que deben añadirse otros tantos metros del parque lineal situado sobre la cobertura de las vías a ambos extremos de la estación. El espacio está hoy desestructurado, con mucho terreno yermo y algún edificio obsoleto, además, lógicamente, de lo que está patas arriba por las obras.

En los planos de los arquitectos de la sociedad Barcelona Sagrera Alta Velocitat (BSAV, que forman Adif, Renfe, Generalitat y ayuntamiento) aprobados ya por el consistorio y puestos a información pública hasta el próximo jueves destacan amplios espacios y viales que se convierten en ejes verdes.

TRES EJES LONGITUDINALES / Se prevén tres grandes calles longitudinales: Baixada de La Sagrera, al este, con aceras de 18 metros y más ancha aún junto a la estación, circulación en todo su recorrido desde Camp del Ferro al puente de Felip II y con las salidas del vial soterrado del lado montaña que seguirá el corredor ferroviario desde el nudo de la Trinitat; Berenguer de Palou, en el centro, con circulación solo hasta Garcilaso y zona verde de aquí a Hondures; y La Sagrera, que cierra el ámbito al oeste, con nueva acera en el lado mar y sin circulación de vehículos de Hondures a Felip II.

Entre las calles transversales destacan la urbanización de la de Josep Estivill, que será solo zona verde entre La Sagrera y Berenguer de Palou, la de Garcilaso, con una plaza en el cruce de La Sagrera, y la de Clara Zetkin. A ambos lados de esta última se ubica la mayor zona verde en el interior de las manzanas, de 200 metros de largo y entre 30 y 60 de ancho. En equipamientos, en el solar de 6.000 metros cuadrados del párking actual entre Clara Zetkin y Ferran Turné se prevén ubicar una escuela y un instituto. Y junto al centro cultural de la Nau Ivanow, en Hondures, se harán otras instalaciones de esta índole además de un polideportivo.

Bajo todas esas arterias discurrirá la potente red de servicios comunes de telecomunicaciones, climatización con agua caliente y fría procedente de las centrales del Poblenou y Fòrum, recogida neumática de basuras y agua freática para el riego, además de electricidad, gas y agua potable. Estas conducciones permitirán que los edificios puedan lograr la máxima certificación energética, nivel A o B solo al alcance de los que utilizan energías renovables, según destaca el director general de BSAV, Joan Baltà.

27 MILLONES / Crear en tres fases distintas las calles, los espacios verdes y las avanzadas conducciones de servicios de este plan mediante el sistema de cooperación (pagan los promotores y el ayuntamiento obtiene el 10% del aprovechamiento urbanístico) tendrá un coste de 27 millones de euros.

La factura añadida de las indemnizaciones, capítulo que en algunos planes llega a ser superior al gasto de las propias obras y las puede hacer inviables, será en este caso pequeña. Son pocas, y los procesos de compensación están avanzados según destacan los responsables de BSAV, las propiedades afectadas al tratarse, en buena parte del sector, de viejos espacios ferroviarios y con instalaciones obsoletas.